MADRID, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR), pertenecientes al Instituto Mixto Universitario de Deporte y Salud (IMUDS), han demostrado por primera vez que a las mujeres se les enfrían más las manos y los pies después de comer que a los hombres.
Para alcanzar esta conclusión, publicada en la revista 'Clinical Nutrition', los investigadores analizaron a 104 adultos jóvenes (36 hombres y 68 mujeres), con edades comprendidas entre 18 y 25 años y residentes en Granada.
A todos ellos se les pidió que acudieran en ayunas a las 8.00 horas de la mañana al centro de investigación, donde se le colocaron un total de 17 sensores térmicos cutáneos (denominados 'iButtons') por diferentes partes del cuerpo para poder así estimar diferentes parámetros de temperatura cutánea, analizados con un programa desarrollado en la UGR.
Los participantes se tumbaron en una cama durante media hora en reposo, a una temperatura termoneutral, donde se les estimó por calorimetría indirecta el gasto metabólico basal. A continuación, se les ofreció un batido energético (50% carbohidratos, 35% grasas y 15% proteínas) ajustado individualmente al 50 por ciento del gasto metabólico basal.
Tras la ingesta de dicho batido, los participantes permanecieron tumbados en una cama durante 3 horas y 20 minutos donde apenas se movieron. Cada hora se hizo un parón para preguntarles cuál era su sensación térmica en diferentes partes del cuerpo
En todos los participantes se observó un incremento de la temperatura media y proximal de la piel durante la duración de la prueba. "A la misma vez, observamos en todos los sujetos que se produjo una vasoconstricción periférica de las manos durante la primera hora y posteriormente se observó una vasodilatación periférica. Todos estos patrones fueron mayores en mujeres que en hombres, independientemente de la composición corporal de los individuos", ha explicado el autor principal del trabajo, Borja Martínez Tellez.
MAYOR TEMPERATURA MEDIA Y PROXIMAL
Por tanto, prosigue, en las mujeres se observó un mayor incremento de la temperatura media y proximal y, a la misma vez, una mayor vasoconstricción durante la primera hora y una mayor vasodilatación sobre el resto de horas en comparación a los hombres.
Paralelamente, los expertos también comprobaron que las mujeres percibieron más frío que los hombres, especialmente en las manos y en los pies. Además, y a pesar de que ambos sexos durante el desarrollo del test sintieron más calor, las mujeres percibieron un poco más de frío aunque la temperatura de la sala fue siempre la misma.
Por todo ello, los expertos han sugerido que las mujeres tienen un sistema termoregulatorio mucho más eficiente que los hombres en respuesta a la comida, aunque perciben la temperatura de una habitación más fría que los hombres, aunque sea la misma.
"En la piel existen una serie de receptores neuronales especializados para percibir el calor o el frío. Una de las teorías que podrían explicar los resultados de nuestro trabajo es que las mujeres tengan mayor o menor proporción de estas neuronas en comparación a los hombres", ha apostillado el investigador principal del proyecto 'Actibate' y coautor del estudio, Jonatan Ruiz Ruiz.
Es más, apostilla, el sistema termoregulatorio está principalmente orquestado por el área preoptica (APO) en el hipotálamo y varios autores también están sugiriendo que esta posible diferencia sexual sea causada por el tamaño de dicha área.
"Aunque la teoría que tiene más fuerza es que las mujeres tienen menos plexos vasculares en las manos que los hombres, y esa podría ser la principal explicación a las diferencias que hemos observado en las vasoconstricciones periféricas", han destacado los autores.