MADRID, 19 Feb. (EDIZIONES) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan mantener la lactancia materna al menos hasta los dos años del bebé, aunque hoy en día por nuestro ritmo de vida y la desinformación que hay sobre el tema es muy difícil O prácticamente imposible conseguir una lactancia prolongada, o al menos que vaya más allá de los primeros seis meses del bebé, a pesar de todos los beneficios que eso conlleva.
Por eso, son pocas las situaciones en las mujeres que, dando de mamar, se vuelven a quedar embarazadas. En estos casos no hay por qué interrumpir la lactancia y pueden seguir dando el pecho todo el periodo gestacional. Incluso después de dar a luz es posible, si la madre quiere, amamantar a ambos retoños de forma conjunta o por separado. Es lo que se conoce como 'lactancia en tándem'.
En una entrevista con Infosalus, la matrona del Hospital Gregorio Marañón de Madrid Lucía Moya Ruiz subraya que sólo está desaconsejada la lactancia materna durante un nuevo embarazo en el caso de que pueda haber riesgo de parto prematuro, y éste esté indicado por un especialista.
No obstante, seis de cada diez niños deciden destetarse si la madre está embarazada. El caso es que suele disminuir el volumen de leche porque en la gestación las hormonas hacen que su producción se disminuya, sobre todo por los estrógenos, y en especial al inicio del segundo semestre de embarazo.
A su vez, resalta que en los primeros meses del embarazo se constata una sensibilidad y cierto dolor de las mamas, que puede hacerse más notorio si tiene lugar al mismo tiempo la lactancia materna. "Como en los primeros meses el pecho está más sensible puede que a la madre le moleste amamantar a su hijo. Por eso, muchas mujeres que saben que van a quedarse embarazadas pronto deciden destetarse o, estando ya encinta, ofrecen menos el pecho a sus hijos por esas molestias", añade Moya.
EL CUERPO SABE LO QUE HACE
Además, la matrona sostiene que el sabor de la leche puede cambiar 'por culpa' del embarazo. Asimismo, la especialista en lactancia subraya que pocos días antes del parto la leche materna suele cambiarse a calostro, una 'leche' que será similar a la de los primeros días de vida del nuevo bebé, con más defensas, proteínas, y menos azúcares que la habitual.
"El cuerpo es muy inteligente porque cambia la leche, trabaja en funciónde las necesidades de esa familia, y ahora lo más importante no es el bebé mayor que previsiblemente ya podrá comer de todo. El cuerpo sabe que es esencial alimentar al nuevo miembro de la familia y se orienta a las madres para que den primero el pecho al hijo más pequeño y después al mayor", añade.
Otra de las ventajas que, a su juicio, tiene mantener la lactancia a pesar de un nuevo embarazo y un parto, tiene lugar en la subida de la leche. En los casos más extremos que suba la leche puede llegar a costar hasta 10 días en los casos más complicados, pero si la madre ha mantenido esa lactancia desde el anterior hijo ya tiene la producción de leche establecida y por eso ésta subirá antes. Además, el bebé tendrá alimento suficiente, y no perderá tanto peso. "De hecho, estos bebes suelen recuperar antes la pérdida de peso de los primeros días tras nacer", avisa la matrona.
En este contexto, la enfermera del Hospital Gregorio Marañón recuerda que en los primeros días del bebé se recomiendan entre 8 y 12 tomas en 24 horas, por lo menos hasta que se recupere el peso del nacimiento, que tiene que ser antes de los 15 días. Una vez lo haya recuperado es conveniente ofrecerle el pecho a demanda.
"Hay madres que piensan que los primeros días es a demanda pero como suele estar dormido hay que insistir en tomas frecuentes. La cuestión en la lactancia es que la madre quiera. Todo lo que la madre quiera, con buen asesoramiento, es correcto. La madre si le apetece destetar debe hacerlo. Es lo más importante, que no se sienta juzgada porque es su decisión", destaca la especialista.
Igualmente, Moya destaca que otro de los beneficios de la lactancia materna tras el parto es sobre los entuertos o contracciones del útero que tienen lugar tras el alumbramiento, cuya función es que el útero disminuya de tamaño y la herida que deja el útero sea menor. El caso es que al mamar se produce una aceleración de las contracciones por la hormona de la oxitocina. Esto también hace que la madre con lactancia materna tenga menos anemia.
En cuanto a la lactancia en tándem la experta también resalta que en caso de que haya riesgo de mastitis o de ingurgitación mamaria es el hijo pequeño el que favorecerá el rápido drenaje de esa leche 'atascada', ya que vaciará más fácil y rápido ese pecho.
Desde la Asociación de matronas Alba Lactancia destacan a su vez que en la lactancia en tándem resalta la "especial sintonía" que se produce con el más pequeño de la casa: "En muchos casos la madre no dispara reflejo de eyección cuando mama el hijo mayor y sí lo hace cuando mama el pequeño. Por ejemplo, no se producen entuertos cuando la madre amamanta al mayor en el post-parto inmediato pero sí tienen lugar cuando mama el pequeño. Pronto el mayor lo aprende y se pone a mamar cuando mama el pequeño para aprovechar el reflejo de eyección".
Sobre la organización de las tomas, las asesoras de lactancia indican que la madre tendrá que organizar las tomas entre ambos hijos y es frecuente ver que, sobre todo el primer mes de vida, el hijo mayor mame igual o más que el pequeño, y que cada vez que el recién nacido pida el mayor se acerque a mamar. "Esto no es un problema para el recién nacido que suele ganar peso con velocidad. En todo caso, las madres suelen acabar poniendo límites al mayor porque emocionalmente les es difícil tolerar tanta exigencia", añade.
Finalmente, desde Alba Lactancia destacan que la lactancia en tándem no favorece el contagio de enfermedades entre hermanos. "Incluso es probable que el hecho de que la madre comparta la misma inmunidad con ambos hijos consiga que el pequeño reciba defensas para luchar contra los virus o bacterias de los que el mayor es portador", sentencia.