MADRID 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres con cáncer de mama que también eran portadoras de la mutación BRCA1 o BRCA2 y recibieron implantes mamarios texturizados como parte de su cirugía reconstructiva después de una mastectomía tenían 16 veces más probabilidades de desarrollar linfoma anaplásico de células grandes asociado a implantes mamarios (BIA-ALCL), un linfoma de células T poco común, en comparación con mujeres similares sin estas mutaciones genéticas, según un estudio del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering (MSKCC) en Estados Unidos.
Según señala la investigadora principal, la doctora Paola Ghione, especialista en linfomas del MSKCC en 'Blood Advances': "Nuestros hallazgos muestran que las mutaciones BRCA1 y BRCA2 constituyen un factor de riesgo significativo para el desarrollo de este tipo de linfoma, lo que confirma las sugerencias previas sobre su posible papel. Es posible que el linfoma asociado a implantes sea otro tipo de cáncer que puede surgir debido a estas mutaciones genéticas".
Añade además que el análisis subraya la necesidad de que las mujeres incluyan sus antecedentes personales de mastectomía e implantes mucho después de haber superado el cáncer de mama.
Este es el primer estudio a gran escala que analiza si la incidencia de LACG-RIM es mayor en mujeres con una mutación en BRCA, que también es responsable de la aparición de cáncer de mama en el 5-10 % de los casos. Ser portador de una mutación perjudicial en los genes BRCA 1 o BRCA 2 aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer, como el de mama, ovario, páncreas y piel.
Estudios previos habían demostrado una asociación entre los implantes texturizados y el desarrollo de LACG-AIM, lo que llevó a su retirada del mercado europeo y estadounidense en 2019. El LACG-AIM es un tipo de linfoma de células T que se origina cerca de los implantes mamarios texturizados, ya sea como una acumulación de líquido o una masa. Suele desarrollarse entre siete y diez años después de que las mujeres se sometan a una mastectomía y una cirugía reconstructiva con implantes.
En 2023, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) reportó un total de 1264 casos y 63 muertes relacionadas con LACG-AIM. Si bien los implantes mamarios texturizados se utilizaron en aproximadamente el 12 % de las cirugías reconstructivas en EE. UU., en Europa fueron la opción preferida, utilizándose hasta en el 95 % de las cirugías. Los implantes mamarios generalmente se cambian cada 10 a 15 años, por lo que muchas mujeres aún los tienen, detalla Ghione.
"Si analizamos las cifras absolutas [observadas en este estudio], sigue siendo bastante infrecuente, pero lo importante es destacar que, al analizar a mujeres con esta predisposición genética, se observa un gran aumento en el porcentaje de casos de este linfoma", asegura. Otros factores, como el tipo de relleno del implante (solución salina o silicona), la edad en el momento de la cirugía de cáncer de mama y los tratamientos oncológicos previos (radioterapia o quimioterapia), no se asociaron con el desarrollo de LACG-AIM.
En este estudio, la doctora Ghione y sus colaboradores extrajeron datos de la cohorte única del MSKCC, compuesta por más de 3000 mujeres que se colocaron implantes mamarios como parte de su tratamiento contra el cáncer de mama y a las que se les hace seguimiento a lo largo del tiempo para evaluar posibles complicaciones. Dentro de este grupo, 520 mujeres se sometieron a pruebas para detectar los genes BRCA. Compararon la prevalencia de mutaciones BRCA1 o BRCA2, confirmadas mediante pruebas, entre mujeres que desarrollaron LACG-IA y mujeres que no lo hicieron después de una reconstrucción únicamente con implantes texturizados; se cree que los dispositivos de superficie lisa no conllevan riesgo de linfoma, explica la doctora Ghione.
Se realizó un seguimiento de las mujeres durante una mediana de 11,5 años. De las 520 mujeres con cáncer de mama analizadas para detectar el gen BRCA, el 8,3 %, o 43 pacientes, eran portadoras de mutaciones en BRCA1 o BRCA2. La tasa ajustada por edad de desarrollo de LACG-AIM en mujeres con mutaciones en BRCA1 o BRCA2 fue 16 veces mayor que la de las mujeres sin la mutación genética. Los investigadores también realizaron un estudio de casos y controles con 13 casos de LACG-AIM emparejados uno a tres con 39 controles, que mostró que la frecuencia de mutaciones en BRCA1 o BRCA2 en los casos de LACG-AIM fue significativamente mayor que en los controles.
"Los implantes que se colocan actualmente son teóricamente seguros; sin embargo, todavía hay muchas mujeres que viven con implantes mamarios texturizados, por lo que es importante que sepan qué implantes tienen, hablen con su médico y recuerden reportar esta cirugía como parte de su historial médico", reflexiona Ghione.
De esta forma, aconseja a las mujeres que pregunten sobre las pruebas genéticas, incluidas las de las mutaciones BRCA 1 o BRCA 2, especialmente si fueron diagnosticadas o tienen familiares diagnosticados con cáncer de mama a edades más tempranas.
Dado el bajo riesgo de LACG-RIM, la FDA no recomienda la extracción de implantes a menos que las mujeres presenten síntomas. Estos pueden incluir dolor, bultos, inflamación o cambios inesperados en la forma de los senos.
Sin embargo, los investigadores afirmaron que los hallazgos del estudio deberían motivar a las mujeres que se han sometido a cirugía reconstructiva mamaria debido al cáncer de mama a conversar abiertamente con su equipo de atención médica sobre el tipo de implantes mamarios que tienen y las medidas que pueden tomar para minimizar cualquier riesgo. Esto es especialmente cierto si su cirujano plástico sugiere que es hora de reemplazar los implantes.
Este estudio no incluyó mujeres con mutaciones BRCA1 o BRCA2 que se sometieron a cirugía profiláctica para prevenir el cáncer de mama.