MADRID, 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han descubierto que los niveles altos de azúcar en sangre en las primeras fases del embarazo también aumenta el riesgo de que el bebé pueda desarrollar problemas cardiacos congénitos, incluso aunque las madres no tengan diabetes.
Este trabajo, cuyos resultados se publican en la revista 'The Journal of Pediatrics', es el primero en analizar el impacto de los niveles de azúcar en sangre durante la primera etapa de la gestación, en la que se está formando el corazón del feto.
Desde hace tiempo se sabe que las mujeres con diabetes tienen más riesgo de dar a luz a bebés con problemas cardiovasculares, pero algunos estudios también han apuntado a esta relación en madres no diabéticas, pero cuando los niveles de glucosa son elevados en una fase más avanzada de la gestación.
De hecho, ha reconocido el autor principal del estudio, James Priest, "la mayoría de las mujeres que tienen un hijo con cardiopatía congénita no son diabéticas".
El problema, según ha señalado, es que actualmente las embarazadas se someten a una prueba oral de tolerancia a la glucosa para determinar si tienen diabetes gestacional, pero esta prueba se realiza mucho después de que se haya formado el corazón del feto.
Durante su estudio, Priest y su equipo analizaron los registros médicos de 19.107 parejas de madres y sus bebés nacidos entre 2009 y 2015, para evaluar toda la atención durante el embarazo, incluidos los análisis de sangre y cualquier diagnóstico cardíaco realizado antes o después del parto.
Los autores excluyeron del estudio bebés con determinadas enfermedades genéticas, nacidos de embarazos múltiples y aquellos cuyas madres tenían un índice de masa corporal (IMC) extremadamente alto o bajo. Y en total constataron 811 recién nacidos diagnosticados con una cardiopatía congénita.
ANÁLISIS ENTRE LA SEMANA 4 Y 14 DE GESTACIÓN
Su propósito era analizar los niveles de glucosa de cualquier muestra de sangre extraída entre las semanas 4 y 14 de gestación, justo después de concluir el primer trimestre del embarazo, pero vieron que solo había datos disponibles de 2.292 participantes, el 13 por ciento de toda la muestra.
Por ello, también tuvieron en cuenta los resultados de las pruebas de tolerancia oral a la glucosa realizadas alrededor de las 20 semanas de gestación, que estaban disponibles en algo menos de la mitad de las mujeres incluidas en el estudio (9.511).
Después de excluir a las mujeres que ya tenían diabetes antes del embarazo o que la desarrollaron durante el mismo, los resultados mostraron que el riesgo de dar a luz a un niño con un defecto cardíaco congénito se elevó en un 8 por ciento por cada aumento de 10 miligramos por decilitro en los niveles de glucosa en sangre en el primer trimestre del embarazo.
El próximo paso en la investigación es realizar un estudio prospectivo que siga a un gran grupo de mujeres durante el embarazo para ver si los resultados se confirman, dijo Priest. Y si los investigadores ven la misma relación, podría ser útil medir la glucosa en sangre al principio del embarazo en todas las mujeres para determinar un posible riesgo cardiaco, ha apuntado.