MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
La fisioterapia puede ayudar a detectar las primeras señales de aparición del linfedema en pacientes con cáncer de mama y a prevenir su aparición, según ha recordado el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra el próximo 4 de febrero.
"Es imprescindible que se cuente con un seguimiento y control durante todo el proceso del tratamiento, en el que son fundamentales las movilizaciones, el tratamiento de cicatrices y Drenaje Linfático Manual (DLM)", ha señalado el presidente del CPFCM, José Santos.
Los síntomas como el aumento de volumen, hinchazón o endurecimiento de la zona, pueden ayudar al especialista a detectar la aparición del linfedema y adoptar así un tratamiento específico.
FISIOTERAPIA EN OTROS TIPOS DE CÁNCER
En el cáncer de tipo ginecológico o urológico, la fisioterapia tiene un papel fundamental en el tratamiento, ya que los profesionales especializados en suelo pélvico, área afectada por este tipo de patología, cuentan cada vez con más medios que pueden contribuir a mejorar las funciones musculares de esta zona.
Técnicas como la bioretroalimentación, la estimulación eléctrica y la estimulación magnética extracorpórea han demostrado ser efectivas para la reeducación del suelo pélvico. En función de las necesidades del paciente, el fisioterapeuta decidirá el nivel de intensidad, la duración del ejercicio, el número y frecuencia de repeticiones y el tipo de carga para inducir los cambios en estos músculos.
De igual manera, estos profesionales también son clave en el campo de los cuidados paliativos en enfermedades avanzadas, casos en los que la fisioterapia tiene como propósito mejorar la calidad de vida de estos pacientes, contribuyendo a que puedan disponer de un nivel de independencia, autoestima y sentido de la dignidad.
EJERCICIO Y CÁNCER
José Santos insiste en la importancia de que los programas de ejercicio estén supervisados por un fisioterapeuta y en que "comiencen por niveles mínimos que muestren la tolerancia del paciente y permitan aumentan o modificar la frecuencia y duración de las siguientes sesiones. En el caso de pacientes que estén desacondicionados o presenten efectos secundarios derivados de la enfermedad, la progresión debe ser más gradual".
Los programas de ejercicio adaptados y supervisados han demostrado ofrecer múltiples beneficios en pacientes con cáncer y contribuir a la reducción de la fatiga crónica. Los especialistas recuerdan que los programas de ejercicio deben ser siempre personalizados y deben incluir ejercicios de fuerza, flexibilidad y ejercicio aeróbico que cubran el trabajo de las diferentes zonas del cuerpo.