MADRID, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Hospital Universitario de Parma (Italia) ha puesto de manifiesto que, en contra de lo que se pensaba hasta ahora, las mujeres jóvenes que han sufrido un infarto no tienen más riesgo de muerte que los hombres.
Presentado en el Congreso ESC 2020, el trabajo ha puesto de manifiesto, como así lo han explicado sus autores, que cuando las mujeres jóvenes que han padecido un infarto todavía están expuestas al estrógeno, una hormona que protege contra las enfermedades cardíacas.
El estudio genético italiano sobre infarto de miocardio de aparición temprana comparó los resultados de mujeres y hombres menores de 45 años que sufrieron un ataque cardíaco. Para ello, se analizaron a 2.000 pacientes (1.778 hombres y 222 mujeres) que se presentaron al hospital con un ataque cardíaco antes de los 45 años en 125 unidades de atención coronaria entre 1998 y 2002. El criterio de valoración principal fue una combinación de ataque cardíaco recurrente, accidente cerebrovascular o muerte por enfermedad cardiovascular.
Durante una mediana de seguimiento de 20 años, el criterio de valoración principal compuesto se produjo en el 25,7 por ciento de las mujeres en comparación con el 37 por ciento. Además, cuando los componentes del criterio de valoración principal se analizaron por separado, los investigadores encontraron que los segundos ataques cardíacos eran menos frecuentes en las mujeres, en comparación con los hombres, si bien las mujeres tenían más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.
"En los hombres, los eventos coronarios se debieron principalmente a arterias bloqueadas, mientras que en las mujeres tuvieron otras causas, como la disección coronaria, que se sabe que tiene un pronóstico más favorable y un menor riesgo de recurrencia", han explicado los investigadores.
Además, en el momento del alta hospitalaria, los hombres tenían más probabilidades que las mujeres de recibir medicamentos para protegerse contra un segundo ataque cardíaco, incluidos betabloqueantes, aspirina e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) o bloqueadores de los receptores de angiotensina (ARB). La probabilidad de tratamiento con estatinas fue similar en hombres y mujeres.