MADRID 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Colegio Médico de Wisconsin (MCW), en Estados Unidos, han realizado un nuevo estudio sobre las causas de la preeclampsia que apunta a que el estrés celular en la placenta como posible origen, según publican en la revista 'Science Advances'.
La preeclampsia es una afección misteriosa que se presenta en aproximadamente uno de cada 10 embarazos sin ningún signo de alerta temprana. Después de 20 semanas o más de presión arterial normal durante el embarazo, las pacientes con preeclampsia empiezan a experimentar una presión arterial elevada y también pueden tener mayores niveles de proteínas en la orina debido a que la hipertensión reduce la capacidad de filtración de los riñones. La hipertensión prolongada debida a la preeclampsia puede provocar daños en los órganos y complicaciones potencialmente mortales para la madre y el feto.
No hay cura para las causas subyacentes de la preeclampsia, por lo que los médicos se centran en controlar y vigilar la tensión arterial de las pacientes para permitir una gestación lo más cercana posible al término. En caso de enfermedad grave, es necesario el parto prematuro.
"Para algunas pacientes que pueden llegar a término, el diagnóstico de preeclampsia asusta al principio, pero al final es un bache en el camino --tranquiliza Jennifer McIntosh, profesora asociada de obstetricia y ginecología del MCW--. Para las que lo reciben antes, puede ser aterrador y cambiarles la vida, incluyendo potencialmente una larga estancia en el hospital antes del parto e importantes cuidados de apoyo para el bebé en la UCIN después".
Por ello, considera necesario investigar más a fondo las causas de la preeclampsia para orientar el desarrollo de posibles nuevas formas de diagnosticar, tratar y prevenir esta afección frecuente pero enigmática.
"La incidencia mundial de la preeclampsia va en aumento, por lo que la investigación cobra cada día más importancia --afirma McIntosh--. La preeclampsia existe desde que las mujeres dan a luz y, sin embargo, su única cura es el parto. Creo que podemos ser innovadores y hacer algo mejor por nuestras pacientes".
Los experimentos se centran en una capa particular de células de la placenta llamada sincitiotrofoblasto (STB), que es una parte clave de la barrera entre la madre y el feto en desarrollo. Este bloqueo ayuda a evitar que el sistema inmunitario de la madre, completamente formado, reaccione ante el feto y responda potencialmente como si éste fuera una amenaza extraña, como un invasor vírico o bacteriano.
La barrera también funciona a la inversa para evitar que el sistema inmunitario en crecimiento del feto reaccione ante las células y tejidos de su madre. Los autores del estudio investigaron la hipótesis de que una cantidad anormal de tensiones celulares y moleculares en la STB puede dañar la placenta y provocar preeclampsia.
"Hay pruebas considerables de que estas tensiones se acumulan, sin embargo, cómo y por qué sucede sigue siendo una pregunta abierta --señala Justin Grobe, profesor MCW de fisiología e ingeniería biomédica y coautor del estudio--. Nos pareció importante seguir validando los hallazgos sobre el estrés del STB antes de avanzar en el trabajo sobre nuestra hipótesis de que las hormonas elevadas del embarazo contribuyen a la acumulación de estrés mediante la sobreestimulación del STB".
El equipo de investigación comenzó estudiando placentas donadas con fines de investigación a través del Banco de Placenta y Sangre del Cordón Umbilical de MCW Maternal Research. Al comparar placentas "normales" con placentas de embarazos en los que las pacientes sufrían preeclampsia, los investigadores demostraron que la preeclampsia se asociaba a niveles más altos de estrés celular en la capa STB de la placenta. Además, los investigadores hallaron un nivel hiperactivo de actividad de la proteína G alfa q, conocida por desempeñar un papel en la transmisión de señales relacionadas con los niveles de varias hormonas presentes en cantidades excesivas durante la preeclampsia.
"Las muestras de placenta humana donadas fueron fundamentales para identificar los mecanismos potenciales del estrés STB --indica Megan Opichka, científica de investigación y desarrollo en BioSpyder Technologies y primera autora--. Debido a que estas muestras se recogen en el momento del parto, luego tuvimos que desarrollar un modelo animal para determinar si estas fuentes de estrés pueden ser realmente causales".
Basándose en los hallazgos de señalización hiperactiva a través de receptores acoplados a proteínas G (GPCR) en muestras de pacientes con preeclampsia, los científicos desarrollaron un nuevo modelo de ratón genéticamente diseñado para permitir la manipulación precisa de las señales GPCR dentro de tipos celulares específicos. Esto permitió a los investigadores activar las vías de señalización asociadas a la preeclampsia dentro de la capa STB de la placenta del ratón.
El equipo demostró que incluso una activación muy breve de las cascadas de señalización identificadas durante el inicio o la mitad de la gestación tenía consecuencias importantes durante el embarazo del ratón. Estos ratones desarrollaron todos los signos característicos de la preeclampsia, como hipertensión, daño renal y otros cambios anatómicos y celulares.
En algunos ratones expuestos a las señales inductoras de la preeclampsia, los científicos probaron los efectos de un medicamento que reduce el estrés en las mitocondrias que generan energía dentro de cada célula. El fármaco proporcionó una protección sustancial contra el desarrollo de los signos y síntomas de la preeclampsia.
"Con nuestro modelo único, podemos estudiar los efectos de los factores que contribuyen a la preeclampsia durante todo el embarazo --afirma Grobe--. Podemos probar cascadas de señalización específicas en células y tejidos concretos en momentos concretos para observar sus efectos. Sólo hemos arañado la superficie de lo que podemos aprender".
"Esto será absolutamente un trampolín para futuras investigaciones --añade McIntosh--. Dado que el fármaco que probamos, MitoQ, es generalmente conocido por su seguridad, estamos trabajando en planes para un estudio clínico piloto para probar la dosis apropiada y la eficacia antes de proseguir con estudios clínicos más amplios de la preeclampsia en el futuro".
Sobre si puede prevenirse la preeclampsia, aunque actualmente la respuesta es no, los científicos del MCW están ahora un paso más cerca con estos resultados experimentales, y siguen trabajando en equipo para alcanzar este objetivo mediante estudios adicionales.
"Lo que impulsa mi investigación es mi frustración por la falta de comprensión de las causas de la preeclampsia --comenta McIntosh--. Tenemos que seguir uniendo la mesa de laboratorio y la cabecera del enfermo para poder entender las causas y utilizarlas para llevar una cura a la cabecera del enfermo".