MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un buen equilibrio de la flora genitourinaria en el embarazo ayuda a la prevención de complicaciones obstétricas, según ha explicado la doctora María de la Calle Fernández Miranda, médico adjunto, jefa de Sección de Obsetrticia Médica del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario La Paz (Madrid).
Durante el periodo de gestación la microbiota de la mujer puede sufrir alteraciones, lo que se conoce como disbiosis, como consecuencia de los cambios hormonales, lo que se convierte en un factor de riesgo para desarrollar infecciones vaginales, cervicales, intestinales, endometriales o del tracto genitourinario.
En este contexto, la experta ha destacado que la administración de probióticos es una gran ayuda para estabilizar estas alteraciones y evitar complicaciones como corioamnionitis, una infección del líquido amniótico y las membranas; candidiasis vaginal; cistitis; diabetes gestacional y preeclampsia. Asimismo, su uso es "fundamental" en gestantes de riesgo, como embarazadas con infecciones genitourinarias o que sufren obesidad.
Por otra parte, la especialista ha puesto en relieve que la toma de probióticos puede conllevar beneficios para el feto, ya que "al evitar complicaciones como la diabetes gestacional o la coriomanionitis, se pueden evitar también la macrosomía fetal, la sepsis o prematuridad".
Por el momento no se han apreciado efectos secundarios al utilizar probióticos durante el embarazo, por ello, la doctora De la Calle ha explicado que en la situaciones oportunas se puede realizar su administración desde el inicio del embarazo hasta el parto. En este sentido, ha destacado que es recomendable su uso en las mujeres embarazadas "tras la toma de antibióticos, en infecciones urinarias o vaginales, tras procedimientos que produzcan sangrado vaginal y alteración de la flora de la vagina, en amenazas de aborto o presencia de hematomas retrocoriales o retroamnióticos sangrantes", y ha añadido que se también están empleando en embarazadas con antecedentes de rotura prematura de membrana, corioamnionitis o prolapso de la bolsa amniótica.
Por último, la especialista ha concluido que el lactobacillus gasseri, el lactobacillus crispatus, el lactobacillus acidophilus y las bifidobacterias, presentes en muchos probióticos, son algunas de las cepas más frecuentes en la flora vaginal que ayuda a estabilizar y reforzar la microbiota.