MADRID, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres embarazadas presentan hasta 20 veces más riegos que la población general de contraer listeriosis, una infección causada tras la ingesta de alimentos contaminados, según ha destacado la doctora Carmen Martín Blanco, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
Aunque la experta puntualiza que la incidencia en este grupo es baja (en torno a 1,2 por cada 10.000 embarazos, indica que para evitar las posibles complicaciones para la madre y el feto o el recién nacido es preciso prevenir su infección. "La gestación supone un estado de inmunodepresión que la hace más susceptible frente a cierto tipo de infecciones, como a la listeriosis. No hay que olvidar que este microorganismo es capaz de atravesar la placenta e infectar al feto, pudiendo provocar aborto, parto prematuro, muerte fetal o infección neonatal, lo que podría acarrear secuelas posteriores para el recién nacido", asegura.
Los síntomas de la listeriosis, que pueden aparecer desde los 2 a los 30 días de la exposición, se asemejan a un cuadro gripal: fiebre superior a 38C, malestar general, dolor de cabeza, dolores musculares y de espalda y problemas gastrointestinales: diarrea, náuseas o vómitos. "Es importante subrayar que si no hay fiebre ni se ha presentado clínica, no está indicado hacer estudio alguno a las gestantes", puntualiza la doctora Martín Blanco, quien apunta que durante el embarazo, para prevenir la infección del feto o del recién nacido, el tratamiento se efectúa con antibióticos.
Para prevenir esta infección, Martín Blanco recomienda evitar la ingesta de leche y de productos lácteos no pasteurizados. Tampoco recomienda la comida de quesos blandos, como el feta o el brie, de estilo mexicano, enmohecidos o azules (a no ser que estén pasteurizados). Lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas y mantener la nevera por debajo de los 4C y el congelador por debajo de los -18C son otros de sus consejos.
"La listeria es una bacteria resistente al calor y al frío que se multiplica a temperaturas de entre 4C y 45C. A otras más bajas, su crecimiento se enlentece, pero la congelación no la destruye. Para acabar con ella son necesarias temperaturas elevadas por encima de los 50C", comenta la doctora Martín Blanco.
Por último, recomienda lavar bien las manos y utensilios de cocina tras la manipulación de alimentos crudos, cocinar estos productos bien, y tener cuidado con salchichas, embutidos y derivados cárnicos, como patés, si no han sido cocinados correctamente. Utilizar lo antes posible productos perecederos y platos precocinados es alguna de sus otras propuestas.