NUEVA YORK, 19 Jul. (Reuters/EP) -
Las mujeres con osteoporosis que están en tratamiento deben someterse a revisiones para vigilar su masa ósea, después de que un estudio de la Universidad de Manitoba (Canadá) haya detectado que casi una de cada cinco pierden densidad mineral ósea en las caderas desde que comienzan la medicación, lo que aumenta su riesgo de fracturas.
Así se desprende de los resultados de un estudio con más de 6.600 mujeres que publica la revista 'Annals of Internal Medicine', cuyos autores admiten que la cadera es clave para controlar la densidad mineral ósea y prevenir fracturas "con gran fiabilidad", según ha destacado William Leslie, uno de los investigadores.
El seguimiento de estas mujeres mediante la realización de densitometrías óseas cuando comienzan con el tratamiento ha sido hasta ahora "motivo de controversia". Aunque su uso es relativamente barato, puede aumentar el coste de la atención al tiempo que había pocos datos sobre si un cambio en la densidad mineral ósea podía servir predecir el riesgo futuro de fractura.
Sobre todo teniendo en cuenta que durante y después de la menopausia el organismo reduce su producción de tejido óseo, lo que hace que las mujeres tengan más riesgo de osteoporosis.
En este trabajo los investigadores siguieron a las mujeres con osteoporosis durante una media de 9,2 años a partir de los 64 años, y la mayoría tenían prescritos un tipo de fármacos conocidos como bifosfonatos, que trabajan disminuyendo la velocidad de descomposición del hueso viejo dando tiempo a su regeneración y reduciendo el riesgo de fracturas.
Durante el seguimiento, un total de 910 mujeres, en torno al 14 por ciento, sufrieron algún tipo de fractura ósea, incluyendo 198 de cadera.
Tras realizar las pruebas de densidad mineral ósea observaron que alrededor del 30 por ciento de las mujeres experimentaron un aumento de su densidad ósea tras comenzar a tomar los medicamentos, pero hasta un 19 por ciento presentaron una reducción de este indicador.
EL RIESGO DE FRACTURA CRECE A LARGO PLAZO
Y al comparar los niveles de densidad mineral ósea en la cadera antes y después de comenzar con el tratamiento, vieron como el riesgo de fractura era un 2,9 por ciento mayor después de cinco años en aquellas en las que su densidad ósea había comenzado a bajar, y hasta un 5,5 por ciento al cabo de 10 años.
En cambio, el riesgo de fracturas se redujo un 1,3 por ciento a los 5 años y un 2,6 por ciento a los 10 años en aquellas mujeres cuya densidad mineral ósea aumentó a lo largo con el tratamiento.
Los autores reconocen que una de las limitaciones del estudio es que las pruebas iniciales y las análisis posteriores del seguimiento no se hicieron con la misma diferencia temporal, por lo que no pueden establecer cuál es el mejor régimen de repetición de las pruebas.
De hecho, dado que los cambios en la densidad mineral ósea se producen con bastante lentitud en la mayoría de las mujeres "existen dudas sobre cada cuanto se deben repetir estas pruebas", ha explicado Matthew Drake, radiólogo de la Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos), porque si se repite demasiado rápido será difícil saber si realmente se está produciendo una pérdida de hueso.