MADRID 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
El cribado de la preeclampsia permite prevenir complicaciones, tanto para la madre como para el bebé, como pueden ser el parto prematuro y el crecimiento intrauterino restringido, y debe realizarse en el primer trimestre del embarazo, alrededor de la semana 12 de embarazo, según han advertido los expertos.
La preeclampsia es una de las complicaciones más comunes del embarazo que se desarrolla habitualmente a partir de la semana 20 y se caracteriza porque la presión arterial alta de la madre reduce el suministro de sangre a la placenta, lo que provoca que el feto reciba menos oxígeno y nutrientes. Se estima que la preeclampsia afecta a entre el 2 y el 5 por ciento de los embarazos en España y es una de las principales causas de mortalidad tanto materna, en torno al 15 por ciento de las muertes maternas se deben a esta causa, como fetal.
El Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José y del Centro Médico Quirónsalud Valdebebas, Juan José López-Galián, ha explicado que los principales problemas a los que se enfrentan los médicos en relación con la preeclampsia se deben a la dificultad de su diagnóstico, dado que se parece mucho a la hipertensión crónica y en muchos casos sus síntomas se dan en todo tipo de partos, con independencia de que exista preeclampsia o no. Asimismo, también existe riesgo de sobretratamiento por la existencia de falsos positivos en los test de medición.
A pesar de que lo puede desarrollar cualquier mujer, hay que estar especialmente vigilantes en aquellas que presentan factores de riesgo que, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) pueden clasificarse en dos grupos, elevado y moderado.
Según esta clasificación, serían factores de riesgo elevado haber sufrido preeclampsia en embarazos previos, padecer patología renal, lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolípido, diabetes mellitus y/o hipertensión arterial crónica. Se contaría con un riesgo moderado en caso de tratarse del primer embarazo, tener la madre 40 años o más, haber transcurrido más de 10 años desde el último parto, presentar un IMC superior a 35 kg/m2 , tener antecedentes familiares de preeclampsia y en caso de gestación múltiple.
Existen dos tipos de cribados, los basados en factores maternos y los basados en biomarcadores. Los primeros consideran de alto riesgo de sufrir preeclampsia a aquellas mujeres que tienen al menos un factor de riesgo elevado o dos de riesgo moderado. Mientras, los cribados basados en biomarcadores se basan en predecir el riesgo de padecerla combinando el análisis de los factores maternos con algunos indicadores como la presión arterial media (PAM), la proteína A del plasma sanguíneo producida durante el embarazo (PAPP-A), el índice de pulsatilidad de la arteria uterina (lPAUt) o el factor de crecimiento placentario (PIGF).
"Cualquiera que sea el modelo que se utilice, para aquellas mujeres que presenten alto riesgo de preeclampsia en el primer trimestre, se recomienda un seguimiento específico para la detección precoz de la misma y un estrecho control ecográfico del feto con el fin de detectar posibles retrasos en el crecimiento intrauterino", ha concluido el doctor.