MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Clínica Cleveland (Estados Unidos) han analizado cómo la infección por COVID-19 afecta a las madres embarazadas y a sus hijos. En concreto, según sus hallazgos, publicados en la revista 'Cell Reports Medicine', el coronavirus modula la expresión de diferentes moléculas inflamatorias.
En el estudio participaron 93 madres con COVID-19 y 45 de sus hijos lactantes expuestos al SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19). El equipo de investigación estudió los perfiles inmunitarios de más de 1.400 citocinas y otras proteínas inflamatorias recogidas en muestras de sangre periférica y del cordón umbilical.
"Sabemos que el embarazo aumenta el riesgo materno de contraer la COVID-19, pero se sabe relativamente poco sobre las consecuencias a largo plazo de la exposición en el útero para los bebés. Es un área que necesita más estudio, ya que en general hay pruebas de que la activación inmunitaria materna en el embarazo está relacionada con posibles trastornos del neurodesarrollo a largo plazo en la primera infancia y en la edad adulta", explica uno de los responsables de la investigación, el doctor Jae Jung.
Las madres y los bebés estudiados formaban parte del estudio 'COVID-19 Outcomes in Mother-Infant Pairs Study', una cohorte observacional prospectiva de parejas madre-lactante diagnosticadas de infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo en Estados Unidos.
Los investigadores compararon muestras de sangre materna recogidas cerca de la detección inicial del SARS-CoV-2 y en diferentes momentos del embarazo y el parto. Descubrieron que el COVID-19 desregula la respuesta inmunitaria materna, con diferentes firmas inmunitarias entre las madres con enfermedad asintomática y grave.
En particular, en comparación con la enfermedad leve o moderada, las mujeres embarazadas con COVID-19 grave presentaban una inflamación significativamente mayor y niveles elevados de una proteína denominada IFNL1 (interferón lambda 1) y del receptor al que se une, IFNLR1, que desempeña un papel fundamental en la protección contra los virus.
"Este aumento de la señalización del interferón lambda puede ayudar a explicar por qué vemos relativamente poca transmisión directa del COVID-19 entre la madre y el bebé durante el período justo antes o después del nacimiento, lo que llamamos transmisión vertical. Serán necesarias más investigaciones para determinar si el aumento de la expresión de IFNL1 e IFNLR1 bloquea de hecho la transmisión vertical", explica el doctor Suan-Sin Foo, coprimer autor del artículo.
A pesar de la falta de pruebas de una transmisión vertical sólida, los investigadores descubrieron que la infección por el SARS-CoV-2 altera la inmunidad materna en el momento del parto y que la exposición gestacional al SARS-CoV-2 altera la inmunidad del bebé en el momento del nacimiento.
En el momento del parto, las mujeres mostraban niveles desregulados de varias citocinas que se asocian a las complicaciones del embarazo, como MMP7, MDK, ESM1, BGN y CD209. Entre los bebés, la exposición prenatal indujo la expresión de citoquinas relacionadas con las células T, que son un tipo de células inmunitarias que participan en el reconocimiento y el ataque de antígenos específicos.
La mayoría de los nacimientos de la cohorte fueron sanos, pero hubo una alta incidencia de algunas complicaciones, como preeclampsia y restricción del crecimiento fetal. Serán necesarias más investigaciones para entender hasta qué punto los cambios inmunitarios observados están relacionados con estos resultados clínicos.
"Nuestros hallazgos demuestran que la infección por COVID-19 durante el embarazo provoca alteraciones inmunitarias distintas en las madres y los bebés, lo que pone de relieve la importancia del seguimiento a largo plazo después del embarazo para detectar y, con suerte, prevenir cualquier condición de salud imprevista a largo plazo relacionada con la infección prenatal", remacha Jung.