MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
La infección por COVID-19 en cualquier momento del embarazo aumenta el riesgo de muerte de la madre y se asocia a enfermedades graves tanto en las madres como en sus recién nacidos, según un análisis de datos agrupados de pruebas internacionales, publicado en la revista de acceso abierto 'BMJ Global Health'.
Los resultados refuerzan la necesidad de realizar esfuerzos a escala mundial para minimizar estos riesgos de infección durante el embarazo mediante campañas de vacunación específicas y otras medidas de protección, afirman los investigadores.
Cada vez hay más estudios sobre la infección por COVID-19 durante el embarazo, pero las grandes diferencias en el diseño de los estudios, los métodos y los grupos de comparación dificultan llegar a conclusiones firmes, a lo que hay que añadir que pocos estudios se han realizado en países de renta baja, señalan los autores del estudio.
Los investigadores formaron un consorcio internacional en abril de 2020 para obtener datos prospectivos de alta calidad de estudios relevantes que se estaban llevando a cabo en varios países y aplicaron un enfoque analítico uniforme para evitar los problemas asociados a investigaciones anteriores.
La investigación actual, que comprende los resultados del primer análisis de datos agrupados a nivel individual de esos estudios, evalúa los riesgos de mala salud y muerte entre las mujeres embarazadas con o sin infección confirmada o probable por COVID-19.
El análisis se basa en las participantes en 12 estudios en los que participaron 13.136 mujeres embarazadas de Ghana, China-Hong Kong, Italia, Kenia, Nigeria, Sudáfrica, España, Suecia, la República Democrática del Congo, Turquía, Uganda y los Estados Unidos. Muestra que las embarazadas infectadas por el SARS-CoV-2, el virus responsable de la infección por COVID-19, tenían casi 8 veces más probabilidades de morir que sus compañeras no infectadas.
Y tenían casi 4 veces más probabilidades de requerir cuidados intensivos; 15 veces más probabilidades de necesitar ventilación mecánica; y más de 5 veces más probabilidades de necesitar cualquier tipo de cuidados críticos.
También tenían más de 23 veces más probabilidades de que se les diagnosticara neumonía y más de 5 veces más probabilidades de sufrir coágulos sanguíneos graves.
Los bebés nacidos de mujeres infectadas por COVID-19 tenían casi el doble de probabilidades de ser ingresados en una unidad de cuidados neonatales; casi 3 veces más probabilidades de nacer moderadamente prematuros (antes de las 34 semanas); y un 19% más de probabilidades de tener bajo peso al nacer que los bebés nacidos de mujeres no infectadas.
Pero, a diferencia de los resultados de revisiones anteriores, la infección por COVID-19 no se relacionó con un mayor riesgo de mortinatalidad a las 28 semanas de embarazo o más, ni con un crecimiento restringido.
Los investigadores señalan algunas limitaciones de su estudio. La selección de mujeres embarazadas con COVID-19 dependió de cuándo y cómo se les realizaron las pruebas de detección del SARS-CoV-2; esto cambió con el tiempo en los distintos centros, junto con la disponibilidad de kits de pruebas. El análisis no tuvo en cuenta el impacto diferencial de las variantes del SARS-CoV-2 que han aparecido desde el inicio de la pandemia. Algunos resultados tampoco se controlaron durante un periodo clínicamente significativo.
A pesar de estas advertencias, "estos resultados subrayan la necesidad de realizar esfuerzos globales para prevenir el COVID-19 durante el embarazo mediante la administración selectiva de vacunas e intervenciones no farmacéuticas", afirman.
Esto es especialmente importante porque "la orientación mundial ha sido equívoca sobre los riesgos potenciales de infección y los beneficios y la seguridad de la vacunación, y más de 80 países no recomiendan actualmente que todas las mujeres embarazadas y lactantes sean vacunadas", señalan.