MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un 44 por ciento de las mujeres víctimas de violencia de género que se atienden en el ámbito rural padece patología dual, es decir, una adicción y otro trastorno mental al mismo tiempo, según afirma la coordinadora de la Unidad Funcional de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Complejo Asistencial de Zamora, Amaya Caldero Alonso.
La psiquiatra explica que para las víctimas de violencia de género que viven en el medio rural es más difícil mantener el anonimato, y el fuerte control social les dificulta la posibilidad de denunciar. Además, indica que están alejadas de los recursos asistenciales y tienen limitadas sus oportunidades de acceso al empleo, por lo que desvincularse del entorno donde sufren maltrato es más complicado que en los núcleos urbanos.
"Aunque el porcentaje de mujeres con problemas por uso de sustancias es sensiblemente menor que el de hombres, las consecuencias que presentan las mujeres suelen ser más graves, ya que son más vulnerables a sus efectos, tienen mayores dificultades para iniciar tratamiento y suelen evolucionar menos favorable que los hombres, lo que las hace merecedoras de una atención específica", comenta el jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, Carlos Roncero, que ha coordinado las XII Jornadas de Género de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) 'Patología dual en mujeres a lo largo de la vida'.
No obstante, este especialista lamenta que la perspectiva de género no ha sido incorporada a las investigaciones epidemiológicas y, como consecuencia, tampoco a las políticas que se aplican en los ámbitos de la prevención y asistencia de los trastornos por uso de sustancias (TUS) y los otros trastornos mentales (TM).
En concreto, Amaya Caldero detalla que el profesional más cercano a la mujer maltratada en el medio rural es el médico de Atención Primaria, "crucial para la detección y para abrir la puerta de acceso al resto de los recursos". "Después, los principales dispositivos para la detección de la patología dual son los centros de emergencia, las casas de acogida y los centros de acción social. Es fundamental el apoyo integral y multidisciplinar a la víctima durante todo el proceso para evitar una victimización múltiple: maltratada, enferma mental y adicta", recalca la doctora.
De acuerdo con el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Francisco Ferre Navarrete, muchas mujeres maltratadas con patología dual tienen en común que conviven con un maltratador que es adicto. "En las víctimas, la aparición de un trastorno adictivo está relacionada con el momento evolutivo del ciclo de la violencia machista: mientras conviven con el maltratador, estas pacientes (salvo que previamente ya tuvieran otra adicción) tienen mayor riesgo de trastorno por uso de psicofármacos (especialmente benzodiacepinas)", detalla.
Posteriormente, agrega que "tras separarse del maltratador y experimentar su acoso posterior, así como los traumáticos avatares judiciales y la pérdida de un proyecto de vida, recurren con mayor frecuencia al alcohol para reducir su estrés". "Las enfermedades mentales más frecuentes en estas mujeres son el trastorno por estrés postraumático, los trastornos de ansiedad y la depresión", añade.