MADRID, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos de cáncer de mama y 458.000 muertes, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Tras la recuperación aparece el miedo a una recidiva o a otro tipo de cáncer, una posibilidad presente incluso varios años después de superar la enfermedad.
Un nuevo estudio del 'Comprehensive Cancer Center' de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, ha detectado que muchas mujeres con diagnóstico de cáncer de mama están preocupadas por el riesgo genético de desarrollar otros tipos de cáncer o que un ser querido desarrolle cáncer.
En general, el 35 por ciento de las mujeres con cáncer de mama expresaron un fuerte deseo de realizarse pruebas genéticas, pero el 43 por ciento de esas mujeres no mantiene una discusión importante sobre la cuestión del riesgo genético con un profesional de la salud.
El análisis también encontró que las pacientes de minorías raciales con un fuerte deseo de realizarse esas pruebas eran menos propensas que las blancas a debatirlo con un profesional, a pesar de que los estudios muestran que las pacientes de minorías no tienen menos riesgo de estas mutaciones.
"Nuestros hallazgos sugieren una importante necesidad insatisfecha de conversar sobre el riesgo genético", destaca la autora del estudio, Reshma Jagsi, profesora asociada de Oncología de Radiación en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan.
Entre el 5 y el 10 por ciento de las pacientes con cáncer de mama tienen una mutación genética heredada que impulsa su cáncer. Muchas de las mujeres que informaron estar interesadas en las pruebas genéticas tenían bajo riesgo de tener una mutación y los médicos no solían hablar del riesgo genético con ellas.
"Con los últimos dictámenes judiciales, la comercialización directa al consumidor e informes, el público se ha vuelto mucho más conscientes de que hay pruebas genéticas disponibles. Pero el riesgo genético es complejo. Incluso, las pacientes que no parecen tener un riesgo elevado pueden beneficiarse de una conversación sobre el tema", dice Jagsi.
UNA PREOCUPACIÓN MAYOR ENTRE LAS LATINAS
Los investigadores encuestaron a 1.536 mujeres que habían sido tratadas por cáncer de mama y que fueron identificadas a través de las bases de datos de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales de Detroit y Los Ángeles. Las que tenían un fuerte deseo de realizarse las pruebas dijeron estar preocupadas por que otros miembros de su familia podrían contraer cáncer de mama en el futuro, una preocupación que fue mayor entre las mujeres latinas que hablaban sólo español, donde el 83 por ciento reconoció tener esta preocupación.
Además, estas mujeres eran más propensas a mostrar preocupación sobre sus propios riesgos cuando se evaluaron a largo plazo, según los resultados del estudio, que se publican en 'Journal of Clinical Oncology'. Casi la mitad de las que tenían una necesidad insatisfecha de debatir acerca de las pruebas genéticas estaba preocupada acerca del cáncer de mama y sólo una cuarta parte de aquellas que no estaban insatisfechas, mostró esta preocupación.
"Al abordar la cuestión del riesgo genético con los pacientes, estaremos más preparados para informarles de su verdadero riesgo de que el cáncer regrese o desarrollar un nuevo cáncer. Esto podría aliviar la preocupación y reducir la confusión sobre el riesgo del cáncer", afirma Jagsi, también miembro del Instituto de Políticas de Salud e Innovación de la UM.
Las mujeres que tienen una mutación genética se enfrentan a un mayor riesgo de desarrollar un segundo cáncer de mama y pueden considerar la posibilidad de un tratamiento más agresivo, medidas de prevención o detección adicional.