MADRID 26 May. (EUROPA PRESS) -
La especialista de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) Rosa Viguer ha destacado que la braquiterapia de cérvix, guiada por resonancia magnética, permite alcanzar dosis radiactivas "muy altas" al mismo tiempo que se proporciona una "gran protección" al tejido sano.
"La técnica idónea para guiar la braquiterapia de cérvix es la resonancia magnética, ya que tiene una serie de beneficios por la propia técnica y particularidades por las condiciones en las que se realiza (uso del aplicador, un tumor que generalmente ya se ha reducido muchísimo con la radioterapia externa administrada previamente y todo ello influye en la valoración de imágenes)", ha afirmado la doctora Viguer.
Esta técnica se basa en la colocación de fuentes radiactivas encapsuladas cerca o dentro del tumor a tratar, en este caso el cáncer de cuello uterino, lo que permite observar el tumor residual, el aplicador por el que se administrará el tratamiento y la relación con tejido sano a proteger en proximidad, tal y como ha explicado la experta de cara a un curso de la SERAM-ARRS sobre braquiterapia de cérvix guiada por resonancia magnética.
Aunque tradicionalmente se ha realizado con estudios de tomografía computarizada, lo que permitía identificar la posición del aplicador para delimitar los tejidos a proteger de la radiación, se trata de un proceso "insuficiente" para la detección del resto tumoral debido a su escasa resolución tisular en la pelvis.
Cuando está guiada resonancia magnética, se puede identificar el aplicador y sus posibles complicaciones derivadas de su colocación, además de optimizar la dosis de radiación al delimitar "perfectamente" el contorno del tejido a tratar, y a proteger el tejido sano de la toxicidad, lo que acaba repercutiendo en una mejora de la supervivencia tras el esquema de quimiorradioterapia externa en estadios no candidatos a cirugía.
Las imágenes obtenidas no solo sirven como técnica diagnóstica, sino que serán empleadas por especialistas en Oncología radioterápica y radiofísica para planificar el tratamiento, motivo por el que se requiere de una "colaboración estrecha" entre diferentes profesionales.
El radiólogo cuenta con un papel en el control de la técnica de adquisición de estas imágenes, que se "fusionarán" con aquellas obtenidas por tomografía computarizada para ayudar al oncólogo radioterapeuta para definir el volumen tumoral a tratar.
Además, debe conocer aspectos técnicos de su adquisición, saber interpretar las imágenes e identificar las áreas infiltradas de tumor y su extensión, así como posibles complicaciones y hallazgos asociados.