MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un pequeño estudio ha sugerido que el colesterol materno elevado durante el embarazo se asocia con ataques cardíacos más graves en la descendencia adulta joven, según publican los investigadores en el 'European Journal of Preventive Cardiology', una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
"El colesterol no se mide de forma rutinaria durante el embarazo en la mayoría de los países, por lo que hay pocos estudios sobre su asociación con la salud de la descendencia", advierte el autor del estudio, el doctor Francesco Cacciatore, de la Universidad de Nápoles Federico II (Italia).
"Se necesitan más investigaciones para verificar nuestros hallazgos --continúa--. Si se confirma, esta asociación indicaría que el colesterol alto en el embarazo debería considerarse una señal de alarma y habría que animar a las mujeres a hacer ejercicio y reducir su consumo de colesterol. Además, a los niños afectados se les podría proporcionar orientación sobre la dieta y el estilo de vida con el fin de prevenir las enfermedades cardíacas más adelante", apunta.
El estudio retrospectivo incluyó a 310 pacientes que ingresaron en el hospital entre 1991 y 2019. De ellos, 89 pacientes fueron ingresados con un ataque al corazón y 221 controles fueron hospitalizados por otras razones. Para los 310 participantes, se obtuvieron datos sobre el colesterol de la madre durante el primer y segundo trimestre de embarazo con ese individuo.
La edad media de los 89 pacientes con infarto era de 47 años y el 84% eran hombres. Se clasificó a los pacientes en infartos graves o no graves en función del número de arterias coronarias afectadas (ataque grave = afectación de tres arterias); en según lugar, de la función de bombeo del corazón (ataque grave = fracción de eyección del ventrículo izquierdo del 35% o menos); y en tercer lugar, de los niveles máximos de las enzimas creatinina quinasa (CK) y CK-MB, cuyos niveles más altos indicaban un daño cardíaco más extenso (ataque grave = pico de CK superior a 1200 mg/dL o pico de CK-MB superior a 200 mg/dL). El infarto se consideró grave cuando se cumplía al menos uno de los criterios.
El colesterol materno durante el embarazo se correlacionó significativamente con cada medida de la gravedad del infarto (número de vasos, fracción de eyección, CK y CK-MB).
Los investigadores analizaron la asociación entre el colesterol materno durante el embarazo y la gravedad del infarto tras ajustar la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC), el número de factores de riesgo cardiovascular (obesidad, tabaquismo, hipertensión arterial, antecedentes familiares de cardiopatía o colesterol elevado, diabetes, angina previa) y el colesterol sérico medido tras la hospitalización por el infarto.
El colesterol materno durante el embarazo predijo la gravedad del infarto independientemente de la edad, el sexo, el IMC, el número de factores de riesgo y el colesterol sérico tras la hospitalización, con una odds ratio de 1,382.
En un segundo análisis que incluyó a los 310 pacientes, los investigadores examinaron la asociación entre el colesterol materno durante el embarazo y la aterosclerosis en la descendencia adulta. Dado que no se disponía de mediciones de la aterosclerosis en la mayoría de los controles, se utilizaron dos medidas sustitutivas. Éstas fueron el número de factores de riesgo cardiovascular, y el número de factores de riesgo cardiovascular más las manifestaciones clínicas, como el infarto o el ictus.
El nivel de colesterol de las madres embarazadas estaba significativamente correlacionado con ambas medidas de riesgo de aterosclerosis, incluso después de ajustar por edad, sexo y factores de riesgo cardiovascular.
El doctor Cacciatore resalt que sus observaciones sugieren que el nivel de colesterol de la madre durante el embarazo influye en la programación del desarrollo de la descendencia y en la gravedad del infarto en la edad adulta. "Sin embargo, el estudio no establece la causalidad, ni nos permite estimar cuánto puede contribuir el colesterol materno a la gravedad del infarto", añade.
Y advierte de que "se necesitan estudios prospectivos para evaluar mejor la magnitud con la que el colesterol materno puede influir en el desarrollo de la aterosclerosis en la descendencia y el efecto combinado de los factores de riesgo a lo largo de la vida".