MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Escuela de Salud Pública Harvard T.H. Chan (Estados Unidos) y el Instituto Statens Serum (Dinamarca) han descartado que el uso de anticonceptivos orales justo antes o durante el embarazo pueda aumentar el riesgo de problemas congénitos en el futuro bebé.
En concreto, los resultados del trabajo que publica la revista 'British Medical Journal' (BMC), basado en un análisis de casi 900.000 menores, muestra como la prevalencia de los principales defectos de nacimiento fue consistente y se situó en 25 casos por cada mil nacidos vivos, con independencia del uso de anticonceptivos de sus madres.
"Las mujeres que se quedan embarazadas, bien inmediatamente después de dejar de tomar anticonceptivos orales e incluso durante su uso, deben saber que es poco probable que esto pueda afectar al feto. Esto debería tranquilizarlas", ha explicado Brittany Charlton, investigadora de Harvard que también trabaja en el Hospital Infantil de Boston (EE.UU.).
A pesar de que estos anticonceptivos tienen más de un 99 por ciento de eficacia con un seguimiento adecuado, se estima que casi el 10 por ciento de las mujeres se acaban quedando embarazadas durante su primer año de uso. Además, muchas usuarias suelen dejar de tomarlos cuando tienen pensado buscar un hijo en los meses siguientes pero, en ocasiones, éste se adelanta y su consumo coincide con la primera fase de la gestación.
Pese a esto, hasta ahora se sabía poco sobre los posibles efectos para la salud del feto de esta exposición intrauterina a las hormonas de estos anticonceptivos.
En este trabajo, Charlton y su equipo accedieron a varios registros daneses de entre 1997 y 2001 a través de los que obtuvieron información de un total de 880.694 niños durante su primer año de vida. El consumo de anticonceptivos de sus madres se estimó a partir de la última fecha en la que les fueron prescritos.
Entre las mujeres incluidas en la población de estudio, una quinta parte no había usado nunca anticonceptivos orales antes del embarazo y más de dos tercios habían dejado de consumirlos al menos tres meses antes de quedarse embarazadas. El 8 por ciento los abandonó menos de tres meses antes y el 1 por ciento, algo más de 10.000 mujeres, admitió haberlos seguido usando después de haberse quedado embarazadas.
Pese a ello, la prevalencia de los problemas de nacimiento fue consistente en cada categoría e incluso se mantuvo cuando los investigadores incluyeron los datos de los embarazos en los que el bebé acabó falleciendo en el momento del parto.