MADRID, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres con esclerosis múltiple no tienen contraindicado el embarazo ya que la enfermedad no afecta a la gestación e incluso disminuye su actividad que, no obstante, reaparece con una mayor tasa de brotes en los tres meses posteriores al parto.
Esta información, según ha reconocido el director del Instituto de Neurociencias del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga, Óscar Fernández, permite a los especialistas anticiparse a los efectos no deseables que puedan producirse.
"Como sabemos que el embarazo es protector, salvo excepciones, solemos suspender la toma de medicamentos", ha reconocido este experto durante la IX Reunión Post Congreso Internacional del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (Post-ECTRIMS), organizada por TEVA Neuroscience en Madrid.
De hecho, otra de las conclusiones que se ha presentado durante la jornada es que la lactancia exclusiva es buena y se aconseja a la madre que amamante al bebé durante un periodo de tiempo más o menos breve, para luego reintroducir el tratamiento.
Además, aunque la mayoría de los fármacos tanto de primera como de segunda línea están desaconsejados o contraindicados durante el embarazo, se ha sembrado una semilla de esperanza al presentarse datos de pacientes embarazadas expuestas a algunos tratamientos concretos.
Por otro lado, el jefe de Servicio de Neurología del Hospital de Basurto de Bilbao, Alfredo Rodríguez-Antigüedad, ha reconocido que todavía están en la curva de aprendizaje para utilizar todos los recursos diagnósticos y terapéuticos de que disponen, como la resonancia, las pruebas complementarias para el diagnóstico y para el seguimiento.
"Es el momento de los clínicos, y tenemos mucho que aprender", según este experto, que entre las asignaturas pendientes ha destacado la necesisad de disponer de biomarcadores para valorar el resultado de los medicamentos y practicar una medicina personalizada.
"En la actualidad, los biomarcadores suponen una carencia importantísima y probablemente será lo que más se investigue en los próximos años", según Rodríguez-Antigüedad.
Además, se ha avanzado en la investigación de los factores ambientales que, junto con la predisposición genética, pudieran influir en el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, se ha observado con frecuencia un déficit de vitamina D en la población en general y de manera especial en los pacientes.