MADRID 8 Oct. (Infosalus/EP) -
Si es posible aprender a ser positivas ¿por qué no empezar desde ya? No se necesita mucho tiempo para poner en práctica algunas actitudes que pueden suponer un antes y un después en nuestro día a día.
Aprender a mejorar nuestra propia imagen, confiar más en nuestras capacidades, conocer nuestros límites y vivir la vida a través de un cristal rosa para disfrutar de todo es la propuesta que la autora Olivia Toja presenta en 'Actitud positiva para perezosas' (Lundwerg, 2014).
Infosalus ha extraído para sus lectoras de entre las páginas de este manual, con formato de cuaderno ilustrado, un decálogo de primeros auxilios frente al pesimismo para quienes por falta de tiempo y motivación dejan pasar los días sin hacer frente a las preocupaciones.
1. 'Mens sana in corpore sano'
Conocer mejor los fundamentos de la nutrición y cómo los distintos alimentos nos ayudan a recargarnos de energía hace más interesante preparar la lista de la compra y el menú semanal. Una buena alimentación no sólo nos recarga de energía sino que propicia un mejor estado de ánimo.
El bienestar también depende del cuerpo, de cuidar nuestro aspecto y de realizar ejercicio físico porque entre otros beneficios para el organismo aumenta la confianza en uno mismo, nos descarga de agresividad, procura placer gracias a las endorfinas segregadas y nos hace dejar a un lado las preocupaciones.
2. Perfeccionismo: parar de subir el listón
Fijarse unos objetivos sirve de motivación pero amargarse la vida no estando nunca contenta y quejándose todo el tiempo porque las cosas no funcionan es garantía de bajo estado anímico. El perfeccionismo lleva a la indecisión, esperando a tener lista la mejor de las opciones y refunfuñando porque siempre hay algo con lo que no estás conforme, con tanta crítica al final la gente no querrá colaborar contigo. Lo mejor no siempre es lo preferible para uno mismo.
3. Organización del tiempo: ¡Adiós procrastinación!
Es desmoralizante verse desbordada por mil cosas, hacerlo todo deprisa y corriendo y sin tener tiempo para nada. Aunque no podamos controlar el tiempo sí podemos elegir en qué invertirlo y en qué no perderlo. Para salir de este torbellino diario prueba a: hacer un listado de aquello en lo que se va tu tiempo, crea una lista de prioridades para el día siguiente o identifica tus periodos de máxima eficacia para dedicarlos a las tareas importantes.
Si la tendencia al aplazamiento de tareas es un problema en tu día a día puedes poner en práctica estos consejos: define tu objetivo con claridad, divide la tarea en partes, informa a los demás de tus planes (así te darán toques de atención), cambia de lugar de trabajo si no te concentras y recompénsate cuando alcances tu objetivo.
4. Sacar partido de las emociones
Las emociones son indispensables pero conviene saber controlarlas para que no sean ellas las que tomen las riendas de nuestro bienestar. El control de las emociones puede pasar por las siguientes fases: reconoce los signos precursores, vive la emoción sin darle más importancia de la que tiene, respira profundamente para serenarte y relativiza porque nada es cuestión de vida o muerte. Comparte tus emociones y descubrirás que no eres la única que se siente de esa forma.
5. Un entorno propicio al bienestar
Porque si pones orden en tus cosas puedes poner orden en tu cabeza. El desorden puede llegar a tener repercusiones en la producción de cortisol, la hormona del estrés, que acarrea un envejecimiento prematuro del cuerpo. Para ayudarte a poner orden puedes dividir en tres tus objetos: los que necesitas y utilizas (los ordeno y dejo accesibles o a la vista), los que utilizo poco (para guardar en el trastero en una caja etiquetada) y lo que nunca uso (los vendo, regalo o tiro).
En la decoración hay que tener en cuenta que los colores ejercen una influencia efectiva sobre nuestra actitud mental, emplea tus tonos favoritos en la decoración y la cromoterapia para mejorar tu estado de ánimo. Cortinas, velas, aceites esenciales para perfumar las habitaciones y la música pueden ayudarte a crear ambientes relajantes para descansar o sentirte bien.
6. Liberar la creatividad
La creatividad puede hacer la vida mucho más interesante y divertida, nos ayuda a salir de la rutina y no caer en la tristeza. Ser más creativos depende en parte de eliminar los frenos que nos ponemos: el miedo a ser juzgada por probar opciones distintas, a perder el marco de referencia cuando se piensa en cambios vitales, a fracasar cuando se asumen riesgos. Empieza por pequeñas cosas, poco a poco y verás que estos temores carecen de justificación.
7. Dejar de culpabilizarse
'¿Qué he hecho para merecer esto?' Siempre estás convencida de tener una parte de responsabilidad cuando se complica una situación. Hay que dejar de pensar así, no todo es culpa tuya. Un estudio muestra que el sentimiento de culpabilidad está más desarrollado en la mujer, especialmente entre los 25 y los 33 años. Se cree que esto se debe a que el cerebro femenino se centra más en la empatía y el del hombre en la construcción y la comprensión, de manera que los hombres sienten una mayor libertad para tomar decisiones de cariz egoísta.
8. Aprender a decir que no
¿A que muchas veces terminas sintiéndote una pardilla? Si eres de las que siempre acepta lo que no quieren los demás y se deja ablandar con una mirada lastimera, es hora de decir basta. Aceptar todo no es necesariamente una manifestación de bondad, a veces es una prueba de debilidad.
Prueba con estos 5 consejos: empieza por decir que no ante situaciones que no provocan grandes consecuencias; antes de responder imagina las consecuencias de tu respuesta; no te infravalores; encuentra buenos argumentos para decir que no; y revaloriza tu 'Sí'.
9. Trabajar la autoestima: dejar de infravalorarse
Continuamente estamos evaluando lo que hacemos y lo que somos, criticamos mucho a los demás y a nosotros mismos más. Diciendo a todo el mundo que eres un desastre no das una buena imagen de ti, ni llamas la atención, ni atraes el amor. Impregnar el cerebro de este tipo de imágenes negativas puede resultar muy dañino para nuestra autoestima y de este modo nuestro estado de ánimo.
Para cultivar y mejorar nuestra autoestima es indispensable quererse, confiar en uno mismo y reconocer nuestras cualidades y valores. Con una autoestima fuerte conseguimos aspirar a lo mejor y poner los medios para avanzar, que nos respeten al evitar que nos rebajen y traten mal y sentirnos a gusto con nuestras opiniones, lo que constituye la base de una relación satisfactoria con los otros.
10. Aceptar los propios defectos
No, no somos 'Wonderwoman', tenemos fallos, carencias e imperfecciones pero ¿eso te priva del derecho a la felicidad? Aceptar no ser tan maravillosas como hubiésemos querido supone la primera etapa para superar los límites, el comienzo de la libertad interior y el primer paso hacia el encuentro del amor del otro.
Para quererse al completo, sin fisuras prueba los siguientes pasos: deja de compararte con los demás (hasta las más despampanantes mujeres pasan por el retoque fotográfico), no te sientas juzgada en todo momento (eres tu mayor crítica), deja de censurarte (tu personalidad tiene antecedentes) y, sobre todo, habla de lo que te preocupa (no sólo con amigos, prueba alguna terapia).