MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
La sociedad Internacional de Continencia (ICS, por sus siglas en inglés) define al prolapso de órganos pélvicos como el “descenso de uno o más órganos a través de la pared vaginal anterior, pared vaginal posterior, el ápex de la vagina (cérvix/ útero) o la cúpula vaginal tras una histerectomía”.
Se denomina ‘cistocele’ si afecta al compartimento anterior, ‘rectocele’ si afecta al compartimento posterior, y prolapso de útero (o cúpula vaginal en las pacientes histerectomizadas) si afecta al compartimento medio.
“El prolapso puede afectar a uno solo de los compartimentos o bien a varios, una situación que por otro lado es lo más frecuente”, afirma en una entrevista con Infosalus el doctor Ramón Diz, jefe del departamento de Urología del Hospital Universitario HM Madrid.
Según indica, es difícil precisar la frecuencia real de este problema aunque los últimos estudios establecen que, aproximadamente, el 50% de las mujeres de todas las edades presentaban algún tipo de problema con el suelo pélvico.
“Su incidencia aumenta con la edad y con la raza. Se considera más frecuente en mujeres de raza caucásica, y menos en asiáticas y de raza negra. Algunos trabajos han señalado que en nuestro medio el riesgo de que una mujer tenga que someterse a algún tipo de cirugía por prolapso de órgano pélvico es del 11%, que en un porcentaje elevado de los casos requiere la extirpación del útero (histerectomía)”, apunta el doctor de HM Madrid.
El urólogo explica que uno de los principales eventos que favorecen la aparición de un prolapso de órganos pélvicos es el parto vaginal. En concreto, señala que si éste ha requerido de alguna instrumentación (fórceps), o ha sido especialmente laborioso, aumenta el riesgo de prolapso.
Asimismo, enumera que otros factores relacionados con el prolapso de órganos pélvicos son: el estreñimiento, los deportes con esfuerzos intensos y prolongados, la obesidad, o el tabaquismo.
SÍNTOMAS DEL PROLAPSO
El principal síntoma asociado al prolapso de órgano pélvico (POP), según el doctor Diz, es la aparición de un bulto en la zona genital que aumenta los esfuerzos con sensación de pesadez.
“En ocasiones puede aparecer dolor si el prolapso es muy marcado. Junto a estos síntomas es muy habitual referir síntomas miccionales en forma de dificultad miccional, o bien incontinencia, o bien síntomas de la esfera sexual en forma de dolor con las relaciones sexuales”, agrega.
Según advierte el especialista, estos síntomas pueden afectar “seriamente” a la calidad de vida de las mujeres de forma que alteran su rutina habitual. “La aparición de estos síntomas debe ser valorada por parte del urólogo para una evaluación completa y con el objetivo de adoptar las medidas preventivas. En casos indicados debe plantearse un tratamiento quirúrgico individualizado”, señala el experto de HM Hospitales.
A pesar de todo, el experto subraya que hoy en día existe una variedad de técnicas quirúrgicas para solventar el problema. “La aparición de los síntomas mencionados deben conducir a la paciente a solicitar valoración por parte de un urólogo. En función de distintos parámetros (edad, comorbilidad, compartimento afecto del suelo pélvico, entre otros), el urólogo planteará la opción terapéutica más idónea en cada caso”, agrega.
Hoy en día --afirma también-- que la mayor parte de las cirugías de POP se llevan a cabo por vía vaginal, mediante la implantación de mallas que refuerzan el suelo pélvico; además se pueden llevar a cabo técnicas abdominales y cirugía vaginal sin malla. “En algunos casos además de corregir el defecto del suelo pélvico se debe llevar a cabo una extirpación del útero (histerectomía)”, puntualiza.
¿Qué papel cumple la prevención en el prolapso de suelo pélvico? A juicio del doctor de HM Hospitales, la prevención es el mejor tratamiento en estos casos y ésta puede lograrse con medidas como evitar los factores favorecedores (tabaco, ejercicio físico extenuante, estreñimiento, obesidad), así como llevar a cabo una buena educación y un entrenamiento en los ejercicios de suelo pélvico desde que la mujer comienza el deseo genésico, y especialmente tras los partos.