El experto en longevidad, José Viña, da la clave de por qué las personas mayores son más felices que las jóvenes

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   MADRID, 27 May. (EDIZIONES) -

   Le tenemos un miedo terrible al edadismo, a cumplir años, y generalmente nos olvidamos de que, si estamos sanos, lo más seguro es que seamos unos adultos felices, incluso más que los jóvenes, según defiende uno de los mayores expertos en longevidad en España, el catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia, el doctor José Viña.

   Así, rechaza absolutamente la idea de que las personas mayores son una lacra para la sociedad, "esto es mentira", al mismo tiempo que defiende que si están sanas aportan a la sociedad muchísimo, como por ejemplo la tolerancia, el entendimiento, así como la estabilidad a los nietos, o la felicidad.

   "El edadismo es un error. Es grande ser mayor. Los mayores son más felices que los jóvenes porque, si están sanos, saben su sitio en el mundo; mientras que los jóvenes no saben cuál es, por lo que es más difícil que sean más felices que las personas mayores", subraya en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus.

UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE

   No obstante, cuando ese envejecimiento no es satisfactorio, esto sí resta felicidades en las personas de edades avanzadas, y suele coincidir con la aparición del síndrome geriátrico de la fragilidad, así como la dependencia, tal y como desgrana en su libro que acaba de publicar 'La ciencia de la longevidad' (Sine Qua Non).

   Según resume este experto en longevidad y catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia, la fragilidad representa un síndrome geriátrico que se caracteriza por "una disminución de las reservas biológicas, fruto de la desregulación de varios sistemas fisiológicos, de forma que se pone al individuo en riesgo cuando se enfrenta a factores estresantes menores, y se asocia con mal pronóstico".

PRINCIPALES SIGNOS DE FRAGILIDAD Y CÓMO COMBATIRLA

   Entre los signos y síntomas de la fragilidad de las personas mayores, tal y como apunta el doctor José Viña, se encontrarían: la dificultad o lentitud al andar, al levantarse de la silla, pérdida de fuerza de agarre en las manos, pérdida espontánea de peso, y sensación de encontrarse débil.

   Aquí advierte este experto de que la fragilidad nos lleva a estados de deterioro serio como la dependencia, "la manifestación más clara de un envejecimiento no satisfactorio", o a padecer enfermedades asociadas al envejecimiento: "Si uno ya no puede levantarse del asiento es dependiente; si anda muy despacio es dependiente; si no puede abrir la botella, es dependiente; si no se trata la fragilidad se lleva a la dependencia, que ya es depender de otra persona".

   Ahora se sabe que el 30% de la población de más de 65 años de España es dependiente, según reconoce el doctor Viña, y dice que desde su Universidad han calculado lo que cuesta cuidar a una persona dependiente, y sostiene que España se gasta anualmente 18.000 millones de euros en dependencia, y sin contar mucho sufrimiento personal que hay detrás.

   En última instancia, este catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia aconseja para vencer o afrontar este síndrome de fragilidad la realización de ejercicio, ya que según argumenta, "el ejercicio físico puede bajar la fragilidad a menos de la mitad, una cifra que es mucho", al mismo tiempo que apunta a una alimentación sana, así como al control del estrés, a la toma de suplementos (proteicos fundamentalmente), o al sueño.