MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
Aunque la agresividad no es nada común en los pacientes de Alzheimer u otras demencias, sí es más habitual la existencia de episodios de agitación. Las dificultades del mayor para comunicarse son el principal desencadenante de estas situaciones, para las que el cuidador debe saber que existen técnicas eficaces de afrontamiento.
DAÑOS CEREBRALES
Según explica a Infosalus el doctor José Antonio López Trigo, geriatra y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), en una situación de agitación en el mayor siempre hay que identificar si la causa se debe a una enfermedad médica de fondo no tratada o a daños cerebrales derivados de una demencia o del proceso de envejecimiento.
"El mayor puede no ser capaz de comunicar un dolor o malestar o no sabe que éste puede ser el motivo o bien entre los daños cerebrales de una demencia pueden aparecer rasgos psicóticos", señala López Trigo.
Cuando se trata de un malestar físico no resuelto, esta agitación puede continuar e incrementarse ya que no hay una respuesta de ayuda por parte de los cuidadores. "Si ante esta agitación se da un psicofármaco a la persona, ésta puede que se relaje pero continúa con el dolor", apunta el médico.
7 CONSEJOS ANTE UNA AGITACIÓN EN UNA PERSONA MAYOR
Por todo ello, el doctor López Trigo apunta a Infosalus las medidas a tomar ante este tipo de situaciones:
1. Exploración física completa: el mayor puede estar sufriendo una infección de orina o un cólico nefrítico y no ser capaz de comunicarlo. Por este motivo el geriatra tiene que tener una gran formación médica para poder descubrir un mal, ya que el paciente no puede ayudar y debe ir descartando posibles causas físicas o médicas. Además de los riesgos de un trastorno médico no tratado, esta situación no resuelta puede ocasionar en el mayor un síndrome confusional agudo (delirio).
2. Tratamiento ambiental: antes de ir al médico, cuando se presenta la agitación, hay que realizar un tratamiento ambiental que pasa por evitar la contención y bajar el tono de voz ya que aunque no se puedan entender las palabras el cerebro sí interpreta el tono de voz utilizado y si es de regaño puede ser contraproducente para calmar al anciano. "Si al niño no le gritamos por qué le gritamos a los mayores", señala López Trigo.
3. Evitar la contención física: hay que realizar un acercamiento físico pero sin tocar a la persona, en vez de ello hay que emplear términos cariñosos o sonreír ya que el cerebro puede continuar interpretando el lenguaje no verbal. "Si el mayor detecta que no estamos tranquilos se puede entrar en una espiral de nerviosismo", aclara el geriatra.
4. Lenguaje sencillo: si la persona mayor tiene cierta capacidad para entender el lenguaje, hay que hablarle en términos muy sencillos, con pocas palabras, sin emplear frases largas ni complejas, con un lenguaje fácil que ayude a la comprensión. Se trata de una comunicación con preguntas del tipo "¿Te duele?" o "¿Dónde?".
5. Uso puntual de psicofármacos: si todo eso falla, no se consigue detectar ningún motivo físico ni las medidas ambientales funcionan se puede aplicar un tratamiento con psicofármacos de manera puntual y con fecha limitada que al bajar los síntomas se retire. "El tratamiento con psicofármacos es igual que una sujeción física pero en estos casos se trata de una sujeción química, esta debe ser lo más corta posible", afirma el doctor.
6. Relaciones conflictivas: en aquellas situaciones de tensión que se pueden establecer entre el mayor y determinada persona, aunque López Trigo señala que son situaciones siempre complicadas y de difícil resolución, si la persona tiene que quedarse a solas con el mayor puede buscar la actividad más placentera para el mayor o que le relaje para que éste interprete que haces algo por su gusto.
7. Cuidador informado: hay que trabajar mucho con el cuidador en cuanto a la información sobre la enfermedad. "El enfermo no hace las cosas por gusto sino porque su cerebro está enfermo y de ahí la necesidad de tomar medidas de afrontamiento de situaciones que se producen porque el cerebro de la persona no es el que era y despersonaliza al paciente", aclara el geriatra.
¿QUÉ HACER ANTE UNA POSIBLE REACCIÓN AGRESIVA?
Cuando la agitación se presenta en forma de agresividad, ésta puede traducirse en gritos, insultos o autolesiones o lesiones a los otros. Ante estas situaciones más complicadas de gestionar hay que tener en cuenta aspectos como:
* Medidas ambientales: son las primeras a tomar y como se comentaba antes incluyen emplear un lenguaje no verbal tranquilizador para el mayor con un tono de voz agradable, expresiones faciales amables y evitar la contención.
* Actividades distractivas: son útiles ante situaciones como aquellas en las que intentan escapar por motivos como que dejan de reconocer su casa como propia y quieren ir a otro lugar, como la casa de sus padres. Hay que utilizar un tono adecuado y buscar una situación que les distraiga porque en un rato es probable que hayan olvidado este deseo de escapar. Emplearemos entonces tácticas como decirles que antes de hacer eso que desean hay que realizar otra actividad, mejor si es algo que les resulta placentero.
* Nunca emplear la negación: ya que esto supone una confrontación y el cerebro sí interpreta estas actitudes.
Para el portavoz de la SEGG el mensaje principal que hay que transmitir a los cuidadores es que seguro que lo están haciendo muy bien, que no piensen que si se agita el mayor es por algo que están haciendo mal.
"Los cuidadores tienen que perder el sentimiento de culpa que muchos generan e informarse sobre la enfermedad a través de las asociaciones de familiares o de los profesionales, que están para facilitarles la vida y ayudarles a saber cómo pueden actuar", concluye el doctor López Trigo.