MADRID, 9 Feb. (INFOSALUS) -
La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) no promueve actitudes sexuales de riesgo ni aumenta las tasas de infecciones de transmisión sexual (ETS) en las adolescentes, según concluye una investigación realizada por expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (HMS) y la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, cuyos resultados se publican este lunes en 'JAMA Internal Medicine'.
La vacuna, que puede prevenir el cáncer de cuello uterino en las mujeres, ha tenido una baja penetración, en parte debido a las preocupaciones sobre cómo afectará a la actividad sexual de las adolescentes. Sin embargo, los hallazgos de este estudio sugieren que la vacuna no promueve comportamientos sexuales de riesgo entre los que han recibido la vacuna.
"Dado que este es uno de los pocos medicamentos que se ha desarrollado que realmente puede prevenir el cáncer, es bueno poder tranquilizar a los padres, los médicos y los políticos sobre que la vacuna no promueve las prácticas sexuales de riesgo entre las niñas y las mujeres jóvenes", afirma Anupam Jena, profesor asistente de Política de Salud en la HMS, internista del Hospital General de Massachusetts y profesor investigador educativo de la Oficina Nacional de Investigación Económica.
En Australia, que ha instituido una política nacional de vacunación obligatoria contra el VPH, dispensada de forma gratuita a través de las escuelas, más del 80 por ciento de las niñas de 14 a 16 años ha recibido al menos una de las tres dosis recomendadas de la vacuna. En Estados Unidos, la tasa de la misma dosis para niñas de 13 a 17 años es del 57,3 por ciento.
Actualmente, existen dos vacunas contra el VPH en el mercado. Cuando en 2006 se introdujo la primera vacuna contra el VPH, 'Gardasil', hubo protestas entre algunos padres de familia, pediatras y políticos en Estados Unidos por que la vacunación de las jóvenes podría aumentar las posibilidades de las menores de participar en relaciones sexuales de riesgo, bien mediante una actividad sexual a una edad temprana por el asesoramiento previo a la vacunación o por la creación de una idea errónea de que la vacuna protege contra más infecciones que el VPH.
Estas inquietudes estimularon controversias políticas que llevaron a algunos estados a prohibir la vacunación obligatoria contra el VPH. En el estudio, se compararon 21.000 niñas que fueron vacunadas con 186.000 niñas no vacunadas de la misma edad, con el mismo seguro y que vivían en la misma región geográfica de Estados Unidos. Los autores midieron trimestralmente las tasas de infecciones de transmisión sexual durante un año antes y un año después de la vacunación.
En ambos grupos, las ETS aumentaron al mismo ritmo conforme las niñas crecían: las vacunadas tenían tasas de ETS un poco más altas, tanto antes como después de la vacunación, en comparación con el grupo no vacunado, tal vez porque las chicas que optan por recibir la vacuna eran más propensas a ser sexualmente activas que las que opten por no ponerse la vacuna.
Sin embargo, la tasa de aumento de las infecciones de transmisión sexual fue idéntica entre las chicas vacunadas y no vacunadas, lo que sugiere que los comportamientos sexuales de las niñas no se alteraron en lo más mínimo por culpa de la vacuna. Cualquier comportamiento que se produjo en las infecciones era independiente de la vacuna.
"Si administrar a las niñas la vacuna contra el VPH provoca un aumento en el comportamiento sexual de riesgo, tendríamos que haber visto un aumento más pronunciado en las tasas de ETS en los trimestres siguientes a la administración de la vacuna. No encontramos ese incremento, llegando a la conclusión de que no había ninguna asociación entre el uso de la vacuna y las prácticas sexuales de riesgo", afirma el coautor del estudio Seth Seabury, profesor asociado de investigación en el Departamento de Medicina de Emergencia en la Escuela Keck de Medicina.
Las vacunas contra el VPH ofrecen la mejor protección a los niños y niñas antes de convertirse en sexualmente activos con otra persona, según los Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades, por lo que se recomienda la vacunación contra el VPH para niñas y niños pre-adolescentes a los 11 y 12 años.