MADRID 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
Uno de los errores más comunes a la hora de comunicar malas noticias tiene que ver con la utilización de tecnicismos, ya que términos difícilmente comprensibles pueden no transmitir la información como se debería. Además, "no es raro" informar de manera muy brusca, por lo que habría que tener en cuenta la forma y la técnica que se va a utilizar.
Esta es una de las conclusiones que el profesor del Grupo de Comunicación y Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), José Antonio Prados, ha dado a conocer durante el curso 'Cómo comunicar malas noticias en medicina?', celebrado este viernes en Tenerife y organizado por la Fundación Mapfre Guanarteme en colaboración con la Fundación de Ciencias de la Salud.
"Se vienen desarrollando metodologías específicas a nivel internacional desde hace muchos años, aunque la relación médico-paciente no se ha atendido en España todo lo bien que se debiera", ha señalado, al tiempo que ha indicado que "hasta hace muy poco no se ha percibido la enseñanza de la comunicación en medicina como una necesidad real, pues se pensaba que comunicar bien era algo innato".
"Los especialistas que mejor dominan esta habilidad son los médicos de familia, por su cercanía con el paciente, los oncólogos, que suelen tener que dar las peores noticias y los diplomados de enfermería, que vienen cuidando este aspecto desde siempre", ha explicado.
En este sentido, la 'técnica de Buckman' es una de las que más se utiliza a nivel internacional. Consta de seis pasos: preparar un plan de actuación (qué, cómo y dónde se va a decir la mala noticia); averiguar con qué información previa cuenta el paciente; investigar qué quiere saber; compartir la información; asumir las reacciones que pueda tener y planificar los cuidados.
"Nunca hay que mentir al paciente", ha asegurado el doctor, "sólo hay que dejar de decir la verdad cuando éste no quiera saberla o se encuentre en una situación que le impida ser consciente de ella". Asimismo, "es un error muy común dar la mala noticia a los familiares antes que al propio paciente, que es quien tiene el derecho moral, legal y ético de conocer su enfermedad antes que nadie", ha concluido el experto.