El uso de lentes intraoculares ICL es una alternativa a la terapia de anomalías de la visión binocular preoperatoria

2017 12 19 Ester López Artero Durante Su Intervención En La Reunión De Optometri
INNOVA OCULAR
Actualizado: miércoles, 20 diciembre 2017 13:06

MADRID 20 Dic. (EUROPA PRESS) -

La implantación de lentes intraoculares Intraocular Collamer Lens (ICL) no sólo ha de valorarse por su finalidad refractiva para corregir defectos de visión como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, sino también como forma de tratamiento de anomalías de la visión binocular preoperatoria.

Así lo ha asegurado la optometrista y responsable del Departamento de Terapia Visual de Innova Ocular IOA Madrid, Ester López Artero, durante su charla 'Cirugía con ICL en pacientes con alteraciones de visión binocular: casos especiales de ambliopía, anisometropía, estrabismos y alteraciones acomodativas', pronunciada en una reunión de optometristas y para optometristas organizada recientemente por Staar Surgical.

"Igualmente, este tipo de cirugía es también una alternativa a valorar, aunque con precaución, en el tratamiento rehabilitador de la ambliopía anisometrópica cuando el abordaje convencional no ha tenido éxito. En ese caso por monitorizar al paciente hasta la edad adulta, y apuntando que también existen varios estudios que justifican la indicación de ICL como tratamiento corrector de las exodesviaciones en miopes y las endodesviaciones en hipermétropes", ha añadido.

Sin embargo, López Artero ha desaconsejado la monovisión o el implante de LIO multifocal en ambliopías con agudezas visuales menores a 0,6 y en dominancias sensoriales muy marcadas, y ha avisado de cambios acomodativos los primeros tres a seis meses tras la cirugía refractiva, tales como el aumento de la relación acomodación convergencia por acomodación y la respuesta acomodativa en miopes.

Del mismo modo, ha subrayado la importancia del protocolo de exploración binocular y acomodativo antes de cualquier intervención refractiva, y de valorar con precaución y de forma exhaustiva cuando existen factores de riesgo como el estrabismo, la ambliopía (ojo vago), la anisometropía (condición en la que el error refractivo de un ojo difiere del otro con una diferencia de al menos una dioptría), las paresias (parálisis parcial) compensadas, las microtropias (estrabismo con pequeño ángulo de desviación) y las intolerancias a la refracción en gafa o lente de contacto.

Finalmente, ha instado a valorar detalladamente el posible efecto prismático de las gafas y a medir las vergencias fusionales (capacidad de los músculos extraoculares para converger o divergir sin variar el plano de enfoque, manteniendo la fusión en visión lejana y visión próxima) probando la refracción en lentes de contacto ante desviaciones oculares como forias (desviación latente de los ejes visuales compensada por la fusión, solo se manifiesta cuando se rompe dicha fusión por un disociador) o tropias (desviación manifiesta que no está compensada por la fusión).