MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos) han utilizado por primera vez la técnica CRISPR-Cas9 de edición del genoma, conocida como el 'corta-pega genético', para desactivar en ratones un gen defectuoso implicado en el desarrollo de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), prolongando su esperanza de vida hasta en un 25 por ciento.
Así se desprende de los resultados de un trabajo publicado en la revista 'Science Advances', que constató como el uso de esta tecnología retrasó el desgaste muscular que caracteriza la enfermedad, causando una debilidad progresiva que resulta letal cuando los músculos que controlan la respiración acaban fallando.
Los ratones fueron diseñados genéticamente para expresar un gen humano mutado que en humanos causa aproximadamente el 20 por ciento de todas las formas heredadas de la enfermedad y alrededor del 2 por ciento de todos los casos de ELA en todo el mundo.
Aunque en todos los casos no se conoce un origen genético, la enfermedad se caracteriza por la muerte prematura de neuronas motoras en el tronco encefálico y la médula espinal, que son las que permiten al cerebro controlar los músculos, por lo que su pérdida deteriora esa conexión.
"Ser capaz de rescatar las neuronas motoras y el control de la neurona motora sobre la función muscular, especialmente del diafragma, es crítico no solo para salvar a los pacientes, sino también para mantener su calidad de vida", ha reconocido David Schaffer, profesor de química e ingeniería biomolecular y uno de los autores del estudio.
Este experto y su equipo utilizaron un virus diseñado específicamente para buscar solo neuronas motoras en la médula espinal y entregar un gen que codifica la proteína Cas9 en el núcleo. Allí, el gen se tradujo en la proteína Cas9, una tijera molecular que cortaba y desactivaba el gen mutado responsable de la ELA.
En este caso, el Cas9 se programó para anular el gen mutado SOD1 (superóxido dismutasa 1), y de esta forma consiguieron retrasar casi cinco semanas el inicio de la enfermedad. Además, los ratones vivieron un mes más que el resto, lo que en humanos podría traducirse a un aumento de supervivencia de un par de años.
Además, los investigadores encontraron que, al morir, las únicas neuronas motoras supervivientes en los ratones eran las que habían sido "infectadas" con el virus y contenían la proteína Cas9, ha apuntado Thomas Gaj, director del estudio que ahora trabaja en la Universidad de Illinois.
PRIMER PASO PARA UNA CURA, LA TÉCNICA AÚN DEBE MEJORAR
"El tratamiento no hizo normales a los ratones con ELA y aún no es una cura", ha apuntado Schaffer, que no obstante considera un primer paso para usar esta técnica para ir mejorando poco a poco los tratamientos. Uno de los desafíos pendientes sería eliminar la mutación SOD1 en otras células cerebrales y de la médula espinal que soportan las neuronas motoras.
De hecho, el equipo de Schaffer está diseñando una versión del virus altamente modificado para que entregue el gen Cas9 a dos tipos de células gliales, los astrocitos y los oligodendrocitos, que parecen eliminar las neuronas motoras vecinas.
"En este caso sería bastante optimista de que si somos capaces de eliminar SOD1 no solo en las neuronas sino también en los astrocitos y la neuroglia de soporte, creo que vamos a ver extensiones de vida realmente largas", ha explicado. Asimismo, también trabajan en un interruptor de autodestrucción para la proteína Cas9 de modo que, una vez que destruya el gen SOD1, pueda eliminarse de la célula para no modificar accidentalmente otros genes o desencadenar una reacción inmune.