MADRID 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
La urología implica algunas de las condiciones médicas más íntimas, sin embargo, los pacientes no siempre prefieren ser tratados por un urólogo de su propio género, según una nueva investigación realizada por investigadores del Hospital Universitario de Múnich (Alemania) y presentada en el Congreso de la Asociación Europea de Urología (EAU) que se celebra en Milán (Italia).
En algunas situaciones, los pacientes de ambos sexos preferirían un urólogo varón, pero en otras --por ejemplo, si padecen una afección dolorosa-- tanto hombres como mujeres optarían por ser atendidos por una doctora.
Basándose en una encuesta realizada a más de 1.000 pacientes, el equipo descubrió que alrededor de dos tercios de los pacientes expresaban alguna preferencia en cuanto al sexo de su urólogo.
El doctor Alexander Tamalunas, investigador principal del Hospital Universitario de Múnich, recuerda que, "según estudios anteriores sólo alrededor de un tercio de los pacientes prefiere que su urólogo sea hombre o mujer. Pero estos resultados se basaban en una única pregunta sobre el tema".
"Nuestro estudio es más matizado, ya que analiza si los pacientes atribuyen distintas aptitudes a determinados géneros o cuál sería su elección en función de sus propios síntomas o en determinadas situaciones --apunta--. Eso lleva a que un número mucho mayor exprese una preferencia".
En el estudio se analizaron los cuestionarios de 1.012 pacientes que visitaron el hospital durante 2021, de los cuales unas tres cuartas partes eran hombres y algo menos de una cuarta parte mujeres. Tres pacientes eran no binarios, un número insuficiente para que los investigadores pudieran extraer conclusiones estadísticamente significativas sobre las preferencias de este grupo.
La cohorte incluía pacientes de todas las edades, aunque la mayoría tenía más de 60 años, y de todos los niveles educativos y económicos. Los pacientes recibían tratamiento por diversas afecciones y se les preguntó por el impacto de éstas en sus vidas, así como si consideraban que un urólogo hombre o mujer les entendería mejor.
En general, dos tercios de los pacientes expresaron su preferencia por un urólogo de un sexo concreto en al menos una situación, el doble que en investigaciones anteriores. En general, cuando los pacientes expresaron su preferencia, lo hicieron por un urólogo de su mismo sexo. Sin embargo, en algunos casos no fue así.
Tanto los pacientes masculinos como los femeninos preferían acudir a un urólogo varón cuando sus dolencias eran: embarazosas; limitaban sus actividades cotidianas; o les causaban preocupación o molestias. Sin embargo, tanto los hombres como las mujeres que padecían alguna enfermedad con síntomas dolorosos se inclinaban más por una mujer uróloga.
Tanto en las consultas como en las intervenciones quirúrgicas, alrededor de un tercio de los pacientes expresaron su preferencia por un sexo concreto. La proporción era de 60:40 a favor de un urólogo varón en las consultas, pero de 80:20 en las operaciones.
Los hombres eran más propensos a considerar que los urólogos varones tenían más habilidades prácticas que las mujeres, mientras que las mujeres eran más propensas a pensar que una uróloga mujer sería más empática.
Tanto hombres como mujeres afirmaron que los urólogos de su mismo sexo entenderían mejor su cuerpo y que sería más fácil hablar con ellos sobre su enfermedad.
La urología sigue siendo una profesión dominada por los hombres, pero este estudio pone de relieve la necesidad de una combinación más equitativa de médicos y médicas, dicen los investigadores. El Hospital Universitario de Múnich cuenta con un número bastante igual de médicos y médicas en su servicio de urología, pero no ocurre lo mismo en todos los hospitales, según el doctor Tamalunas.
"La urología abarca temas muy delicados, como la disfunción eréctil, la incontinencia y las infecciones genitales, y estas afecciones son muy personales y a veces embarazosas para los pacientes", explica.
"A los pacientes ya les resulta difícil hablar abiertamente con los urólogos sobre estas enfermedades, y esto puede verse exacerbado por la sensibilidad cultural de algunas comunidades --prosigue--. Es de vital importancia eliminar cualquier barrera adicional que podamos controlar, como el sexo del consultor, y para ello debemos animar y apoyar a más mujeres en la profesión".
Según la doctora Carme Mir Maresma, de la Oficina del Congreso Científico de la EAU, estos resultados confirman su propia experiencia.
"Las preferencias de los pacientes por su urólogo suelen depender de su patología --afirma--. Yo trato sobre todo a pacientes con cáncer, que suelen estar muy enfermos, y no les suele importar el sexo de quien les trata, siempre que esté bien cualificado. Los pacientes con dolencias que no ponen en peligro su vida son más propensos a expresar sus preferencias".
"Sin embargo, es probable que también haya factores culturales en juego y sería interesante que esta investigación se repitiera en otros países, para conocer su influencia --añade--. La urología está cada vez más equilibrada en cuanto a género, con un número bastante igual de hombres y mujeres en los niveles inferiores de la profesión. Aunque los hombres siguen ocupando la mayoría de los puestos directivos, creo que esto cambiará en los próximos diez años".