MADRID, 28 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Unidad de Neurocirugía RGS, centro especializado en el diagnóstico y tratamiento de las patologías del sistema nervioso central y periférico, ha incorporado el primer planificador neuroquirúrgico 3D que funciona en España, un 'software' desarrollado a partir de un videojuego que permite simular las vías de acceso al cerebro para planificar y simular la cirugía, conociendo las dificultades que va a encontrar, algo que hasta ahora el cirujano sólo podía intuir.
"El cerebro hay que respetarlo y en neurocirugía accedemos a él por vías que son más estrechas que la lesión que queremos extraer y un sistema de planificación 3D sobre la imagen diagnóstica nos permite conocer a la perfección dónde queremos llegar, cómo queremos hacerlo y qué nos vamos a encontrar", ha comentado el neurocirujano y director de la Unidad de Neurocirugía RGS, Rafael García de Sola.
En concreto, el nuevo programa de planificación 3D cuenta con un 'software' específico que permite navegar con un 'joystick' a través de las imágenes diagnósticas de la resonancia magnética y del TAC del paciente con la profundidad que aportan las tres dimensiones. Así, se puede simular las vías de acceso a la lesión, conocer su vascularización y si está cerca de estructuras vitales.
"Nos hace conocer la intervención con toda precisión antes de llevarla a cabo y estudiar todo lo que rodea al tumor, identificando los 'enemigos' que nos vamos a encontrar hasta llegar a él", ha analizado el experto, quien ha asegurado que con el nuevo sistema se es capaz de conocer, antes de entrar en el cerebro, todo lo que lo que los cirujanos van a encontrar, con un índice de error "prácticamente nulo", así como la localización del tejido tumoral y el no patológico.
USO DE TRACTOGRAFÍA
A este sistema de planificación de la neurocirugía se une la tractografía, que permite ver las principales vías de conexión cerebrales (que llevan las ordenes motoras, la sensibilidad, la visión, el habla, etc) y su relación con la lesión, de manera que se evita lesionarlas y provocar un déficit neurológico.
Además, en el momento de la intervención, se dispone de otra sofisticada tecnología consistente en detectar por fluorescencia las células tumorales. Al paciente se le administra unas horas antes de la intervención un medicamento especial ('Gliolan'), que es absorbido solamente por las células tumorales y que se hace fluorescente a la luz especial emitida por el microscopio quirúrgico. El cerebro, cuando se quiera durante la intervención quirúrgica, se ve azul y la tumoración en rojo, solamente con cambiar la luz normal blanca a la luz especial que resalta la fluorescencia del Gliolan.
Asimismo, si en el estudio preoperatorio se prevé un riesgo de lesión por esta cercanas vías de conexión importante, se recurre al control neurofisiológico intraoperatorio. Esta exploración continua de la función nerviosa (motora, sensitiva, visual y del lenguaje) ofrece al neurocirujano en todo momento el estado real de las funciones cerebrales del paciente mientras está interviniendo. De manera que se reducen drásticamente las posibilidades de secuelas neurológicas graves.
"Ahora nos adentramos en el túnel del cerebro sabiendo lo que nos vamos a encontrar a la salida. Gracias a la planificación de la intervención, a la que dedicamos, según los casos, entre una y dos horas, mejoramos los resultados y reducimos la tasa de error", ha zanjado García de Sola.