MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 40 por ciento de los pacientes con fibrilación auricular no valvular que están recibiendo un tratamiento anticoagulante no están adecuadamente controlados, es decir, no se mantienen a lo largo del tiempo dentro del rango terapéutico óptimo, según se ha puesto de manifiesto en el 37º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
"Un elevado número de pacientes tratados en España con los anticoagulantes clásicos, los denominados antagonistas de la vitamina K (AVK), presentan un mal control de su anticoagulación sanguínea y, por lo tanto, poseen un riesgo aumentado de sufrir complicaciones", ha comentado el médico de Familia de la Gerencia de Gestión Integrada de Santiago de Compostela, Sergio Cinza. Un hecho que, tal y como ha apostillado, ha llevado a plantear el uso de nuevos anticoagulantes orales (NACOs) de acción directa.
Y es que, son "múltiples" los factores implicados en que una gran cantidad de pacientes presenten un mal control con los anticoagulantes clásicos como, por ejemplo, toma concomitante de otros fármacos, influencia de la dieta e, incluso, la base genética.
Además, el estrecho rango terapéutico de los antivitamina K supone que haya poco margen para que el fármaco ejerza el efecto que se le demanda. En este sentido, el Índice Internacional Normalizado (INR) es el método más habitual de evaluar la calidad de la coagulación sanguínea. Así, con un INR de 2-3 se considera que el paciente está óptimamente controlado, mientras que si se encuentra por debajo del valor de 2 está insuficientemente anticoagulado y si se supera el valor de 3 en este índice supone que hay un exceso de anticoagulación.
Sin embargo, al menos 4 de cada 10 de los pacientes que reciben fármacos antivitamina K se encuentran fuera del rango terapéutico óptimo y, por lo tanto, son candidatos a recibir otras nuevas terapias. "A pesar de que se hace un gran esfuerzo para lograr un control de la anticoagulación en estos casos, éste no termina de alcanzarse en la práctica clínica real", ha apuntillado Cinza.
TRABAS A LOS ANTICOAGULANTES ORALES DE ACCIÓN DIRECTA
Dentro de estas nuevas opciones de tratamiento, destacan los anticoagulantes orales de acción directa (antes llamados NACOs), los cuales, según el experto, son "más seguros y probablemente más eficaces" que los anticoagulantes clásicos, aunque "son más caros".
"Por tanto, el médico de Familia debe conocerlos mejor, con mayor detalle, para poder seleccionar adecuadamente al paciente idóneo susceptible de recibirlos", ha señalado, para recalcar que con los estudios realizados en situación de práctica clínica real, que confirman los resultados aportados por los ensayos clínicos, cada vez se dispone de "mayor y mejor" evidencia de la alta eficacia y excelente perfil de seguridad de los NACOs, por lo que, a su juicio, la única limitación actualmente es presupuestaria.
Estas declaraciones han sido corroboradas por el vicepresidente primero de SEMERGEN, José Polo, quien ha asegurado que estos fármacos han demostrado en amplios estudios realizados en pacientes con fibrilación auricular no valvular ser superiores a warfarina y, además, la experiencia clínica de años de utilización ha demostrando que son "eficaces y seguros".
"Sin embargo, algunos servicios de salud de las Comunidades Autónomas aplican restricciones a la prescripción de estos fármacos, limitando con trabas administrativas a que el medico de Familia, que es quien controla en casi toda España al paciente anticoagulado, pueda prescribirlo", de esta forma, se crea una gran inequidad, que termina perjudicando al paciente", ha puntualizado.
Actualmente, se acepta que los anticoagulantes orales de acción directa deben indicarse, al menos, en pacientes que no alcanzan un buen control con los anticoagulantes clásicos, necesitando frecuentes ajustes de dosis.
La recomendación de utilización de estos fármacos está bien establecida, tanto en la ficha técnica como en un informe de posicionamiento terapéutico del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que refleja claramente que si un paciente está mal controlado con un antagonista de la vitamina K y el tiempo en rango terapéutico del INR no es el adecuado puede, y en mi opinión debe, modificar su tratamiento y recibir anticoagulantes de acción directa.
En el abordaje de este problema de salud juega un papel esencial la Atención Primaria, ya que la mayor parte de los casos susceptibles de anticoagulación van a ser diagnosticados en este medio. "Hay que seguir formando a muchos compañeros y, sobre todo, transmitirles los nuevos datos que se están recogiendo con estas terapias en la práctica clínica y que corroboran los buenos resultados evidenciados en los ensayos clínicos", ha indicado Polo.
Finalmente, el experto ha aconsejado "romper" la inercia terapéutica y vigilar la adherencia, así como también "seguir denunciando la inequidad existente" entre comunidades autónomas en el acceso por parte de los pacientes a estos fármacos. "Es inaceptable que por vivir en una comunidad o en otra tengas la suerte o la desgracia de acceder o no a estos fármacos de probada eficacia y seguridad", ha zanjado.