MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento precoz, la realización de pruebas diagnósticas, que permitan confirmar la infección, así como elegir el tratamiento antifúngico adecuado son decisivos para reducir la mortalidad por enfermedades fúngicas invasoras (IFI) en pacientes críticos, según han coincidido varios expertos en la 8 Edición de IFUCI: Curso de Formación en Infección y Sepsis en el paciente crítico, organizado por Gilead Sciences con el aval científico de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICyUC).
Según los expertos, la prevalencia de la patología infecciosa en los servicios de medicina intensiva supone un desafío constante para los profesionales sanitarios. En numerosas ocasiones, son motivo del ingreso de pacientes en las Unidades de Cuidados Intensivos o se adquieren durante la estancia hospitalaria. Con el objetivo de analizar las principales claves en relación con el abordaje de estas infecciones y formar a jóvenes intensivistas en el manejo de las infecciones en el paciente crítico para lograr la reducción de la mortalidad asociada a las mismas, 85 jóvenes intensivistas se han reunido en este curso formativo.
Asimismo, las IFI siguen comportando una elevada mortalidad y afectan especialmente a los pacientes más vulnerables con estados de inmunidad debilitados por las enfermedades de base -como pueden ser el cáncer y las enfermedades crónicas-, o por los tratamientos recibidos para evitar el rechazo de órganos trasplantados.
"Los estudios publicados comparten que las infecciones graves están presentes en el 20-50% de los pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos, desarrollando sepsis grave o shock séptico en más de la mitad de estos episodios causados fundamentalmente por bacterias y hongos. Las infecciones suponen un 10-15% como causa de ingreso en dichas unidades mientras que el resto se trata de episodios de infección nosocomial, bien de adquisición en la propia unidad o bien de adquisición hospitalaria, en otra sala de hospitalización. Estos episodios de infección conllevan, claramente, una mayor mortalidad, una mayor morbilidad y están asociados, lógicamente, a mayores costes", ha informado el coordinador del curso y médico adjunto de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, Rafael Zaragoza.
En la reunión, celebrada en Madrid, se han desarrollado talleres en grupos reducidos con herramientas educativas innovadoras como Chat GPT, basado en inteligencia artificial. Además, ha contado con varios ponentes. "El profesorado está compuesto por 5 reconocidos expertos en el campo de la infección bacteriana, fúngica y viral en pacientes críticos y la sepsis tanto a nivel asistencial como docente e investigador, siendo referentes en el ámbito local, nacional e internacional", ha afirmado Zaragoza.
En palabras de Marisa Álvarez, Executive director, Medical Affairs de Gilead España, "en Gilead apostamos año tras año, a través de IFUCI, por la formación de las jóvenes promesas interesadas en las infecciones fúngicas invasoras en el paciente crítico, con el fin de potenciar sus habilidades fuera del ámbito hospitalario para que en un futuro puedan ellos, como expertos, tratar a los pacientes y, a la vez, transmitir su conocimiento y experiencia. Gilead es una compañía comprometida con la educación médica continuada y con la innovación y aunamos ambas en esta edición de IFUCI utilizando herramientas de inteligencia artificial, como ChatGPT, con fines formativos adaptándonos a las nuevas generaciones".
La prevalencia de la patología infecciosa en los servicios de medicina intensiva es elevada, siendo unas veces el motivo de ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y, en otras, la infección se adquiere durante su estancia en la misma.
Durante la jornada se ha recordado también que la sepsis es una entidad sindrómica de elevada prevalencia y mortalidad. El manejo de los pacientes con sepsis es complejo. La reanimación con fluidos y vasopresores, junto con la terapia antimicrobiana y el control del foco de infección, es un elemento fundamental del tratamiento de la sépsis y el shock séptico.