MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado por investigadores chinos ha aportado pruebas de que el tratamiento de la depresión podría reducir el riesgo de demencia en grupos específicos de pacientes.
Más de 55 millones de personas en todo el mundo padecen demencia, una enfermedad neurocognitiva incapacitante que afecta principalmente a los adultos mayores. No existe ningún tratamiento eficaz, pero identificar formas de ayudar a minimizar o prevenir la demencia ayudaría a disminuir la carga de la enfermedad.
En su trabajo, publicado en la revista científica 'Biological Psychiatry', los investigadores utilizaron datos recogidos por el Biobanco del Reino Unido, una cohorte de base poblacional de más de 500.000 participantes. El estudio incluyó a más de 350.000 participantes, entre ellos 46.280 con depresión. En el transcurso de la investigación, 725 de los pacientes deprimidos desarrollaron demencia.
Los estudios anteriores que examinaban si las terapias contra la depresión, como la farmacoterapia y la psicoterapia, podían reducir el riesgo de demencia arrojaron resultados contradictorios, dejando la cuestión sin resolver.
"Los mayores parecen experimentar diferentes patrones de depresión a lo largo del tiempo. Por tanto, la variabilidad intraindividual de los síntomas podría conferir un riesgo diferente de demencia, así como una heterogeneidad en la eficacia del tratamiento de la depresión en relación con la prevención de la demencia", ha explicado uno de los responsables de la investigación, el doctor Jin-Tai Yu, del Hospital Huashan, del Colegio Médico de Shanghai, de la Universidad de Fudan.
Para abordar esa heterogeneidad, los investigadores clasificaron a los participantes en uno de los cuatro cursos de la depresión: curso creciente, en el que los síntomas iniciales leves aumentan de forma constante; curso decreciente, que comienza con síntomas de gravedad moderada o alta pero que posteriormente disminuye; curso crónicamente alto de síntomas depresivos graves continuos; y curso crónicamente bajo, en el que los síntomas depresivos leves o moderados se mantienen de forma constante.
Como se esperaba, el estudio descubrió que la depresión elevaba el riesgo de demencia, en un sorprendente 51 por ciento en comparación con los participantes no deprimidos. Sin embargo, el grado de riesgo dependía del curso de la depresión; los que tenían una depresión creciente, crónica alta o crónica baja eran más vulnerables a la demencia, mientras que los que tenían un curso decreciente no corrían más riesgo que los participantes sin depresión.
Los investigadores querían saber sobre todo si el mayor riesgo de demencia podía reducirse recibiendo tratamiento para la depresión. En general, los participantes deprimidos que recibieron tratamiento redujeron el riesgo de demencia en comparación con los participantes no tratados en aproximadamente un 30 por ciento.
Cuando los investigadores separaron a los participantes según el curso de la depresión, vieron que aquellos con cursos de depresión crecientes y crónicamente bajos vieron un menor riesgo de demencia con el tratamiento, pero aquellos con un curso crónicamente alto no vieron ningún beneficio del tratamiento en términos de riesgo de demencia.
"Una vez más, el curso de la depresión tratada de forma ineficaz conlleva un riesgo médico significativo. En este caso, la depresión sintomática aumenta el riesgo de demencia en un 51 por ciento, mientras que el tratamiento se asoció con una reducción significativa de este riesgo. Esto indica que es necesario un tratamiento oportuno de la depresión entre los que tienen depresión tardía. "Ofrecer un tratamiento contra la depresión a quienes la padecen al final de su vida podría no sólo remitir los síntomas afectivos, sino también posponer la aparición de la demencia", ha indicado el doctor Wei Cheng, del Instituto de Ciencia y Tecnología para la Inteligencia Inspirada en el Cerebro, de la Universidad de Fudan.