El tratamiento de la artrosis apuesta por proteger la articulación atendiendo las singularidades del paciente

Actualizado: lunes, 11 febrero 2013 9:52

MADRID, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -

La artrosis, la enfermedad articular más frecuente en España, es un proceso crónico consistente en el desgaste progresivo del cartílago; esta enfermedad, que provoca dolor, rigidez e incapacidad funcional, en contra de lo que se piensa no es exclusiva de la vejez, cualquiera puede padecerla, y, al tratarse de un problema en el cartílago puede afectar a cualquier articulación; de estos factores, y de otros, dependerá la elección del mejor tratamiento.

Actualmente son dos los grupos terapéuticos que dominan el tratamiento, por un lado aquellos fármacos que básicamente reducen el dolor (analgésicos y antiinflamatorios), y que son los más indicados, y, por otro lado, los que retrasan la progresión y también eliminan dolor (condroprotectores), que podrían convertirse en el tratamiento base.

Las innumerables variables con que cursa la enfermedad hacen que "cada paciente sea diferente y se presente además una idiosincrasia a considerar a la hora de establecer determinados tratamientos", explica el doctor Sergio Giménez, coordinador del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), quien destaca la edad y la comorbilidad como las que agravan la mala calidad de vida del paciente.

"No hay que olvidar que es una enfermedad incapacitante e invalidante y donde el dolor es el principal síntoma", de ahí que sea tan importante acertar con el tratamiento. Para ello señala a Europa Press que se debe partir bajo la premisa de que "se está tratando una enfermedad grave, inflamatoria y crónica".

"Partiendo de esas premisas hay que considerar un tratamiento de larga duración que quite el dolor y que baje la inflamación. Por tanto, el tratamiento ha de ser lo suficientemente inocuo y seguro que permita ser administrado durante largo tiempo. Es importante también intentar el que la enfermedad no siga progresando", advierte.

La artrosis no se cura pero se puede controlar su evolución siempre que el paciente y el médico colaboren, por un lado acertando con el tratamiento y, por otro, como recuerda Giménez, inculcando unos hábitos de vida saludable.

"Corrigiendo los hábitos nocivos y prescribiendo ejercicio, deberíamos adaptar la medicación al paciente; hablamos de tratamiento individualizado, atendiendo a las patologías concomitantes", añade.

DIFERENTES PACIENTES...

Hasta hace relativamente poco tiempo los tratamientos se centraban sobre todo en el dolor, tras conocerse que la artrosis no es una enfermedad terminal de la articulación los tratamientos han ido enfocados a prevenir o reducir su progresión, además de eliminar el dolor.

La artrosis afecta al paciente de forma distinta, de manera que no hay un patrón general de evolución, así en algunos pacientes los síntomas de inicio serán más graves que en otros donde, teniendo la misma articulación afectada, se desarrolla la enfermedad de un modo más lento. Por otra parte, hay que tener en cuenta las crisis en las que progresa la enfermedad, que se producen de un modo intermitente e imprevisible por lo que ni el paciente ni el médico pueden bajar la guardia.

A la hora de establecer un tratamiento, además de tenerse en cuenta la edad, el estado físico o el sobrepeso y obesidad, el médico debe ser consciente de que la mayoría de los enfermos tiene alguna otra enfermedad asociada -- hipertensión arterial (57%), diabetes (19%), cardiopatías (10%), además lo normal es que no haya una sola articulación afectada.

....DIFERENTES TRATAMIENTOS

En España un 70% de los enfermos recibía analgésicos y, en la misma proporción, se prescribía antiinflamatorios no esteroideos (AINE); además el 43% tomaba ambos; mientras, menos del 15% toma algún fármaco Sysadoa, destacando el condroitín sulfato y el sulfato de glucosamina. Finalmente, algo más del 60% de los encuestados recibía algún fármaco gastroprotector para evitar los daños de los AINE.

Los AINE son uno de los tratamientos más utilizados en artrosis, particularmente en los estadios iniciales de la enfermedad, el problema son sus efectos adversos y que, en muchas ocasiones, "son tomados sin control", explica Giménez, quien apoya el uso de condroprotectores que "ya no son nuevos y han demostrado su eficacia y eficiencia en pacientes con artrosis".

"Son fármacos muy seguros", añade, al tiempo que explica que actualmente están indicados en largos tratamientos, ya que permiten períodos de descanso cada tres meses, en pacientes con alta comorbilidad que es lo corriente en estos pacientes, que no puedan tomar AINE o bien que estén polimedicados.

De la misma opinión es el jefe de Servicio de la Unidad de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Alicante, el doctor José Francisco Horga, quien va más allá al destacar que debería considerarse esté fármaco como tratamiento de base, y, por tanto, cree que una amplía población tratada con AINE podría disponer de un mejor tratamiento, evitando sus efectos secundarios.

"Sobre todo en aquellos pacientes a los que se les recomiendan pautas cortas a dosis bajas de analgésicos o antiinflamatorios y no son paces de ayudarles a mejorar su calidad de vida", advierte este experto, que también es Catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad Miguel Hernández de Elche.

¿QUE RECOMIENDAN LAS GUÍAS?

A la hora de decidir qué tratamiento usar, Horga explica que los médicos suelen seguir las guías de recomendación de las sociedades internacionales o nacionales. A veces éstas no son suficientemente ágiles a la hora de incorporar los avances generados por los grupos de investigación en la eficacia y la seguridad de los medicamentos.

Esto ha hecho que se haya tardado más de lo deseado en llegar a las recomendaciones actuales que normalizan el uso de los Sysadoa como tratamiento de base, una vez que éstos han demostrado, pese a no ser ese su efecto directo, "tener un importante efecto analgésico", además de frenar el deterioro estructural articular y tener efectos adversos "prácticamente nulos".

"Es interesante ver que en todos los metanálisis, el sulfato de condroitina es el único fármaco que tiene entre dos y tres veces más capacidad analgésica que los analgésico", además "es probablemente uno de los pocos recursos que tenemos para evitar la progresión de la artrosis".

Precisamente, en España el Ministerio de Sanidad, en colaboración con la Organización Médica Colegial, ha editado una guía donde se incorporan entre las recomendaciones un uso más general de los Sysadoa. Entonces, la cuestión es saber por qué no se prescribe más si todo lleva a pensar que estarían igualmente indicados en artrosis de inicio o pacientes jóvenes.

A su juicio, "hay que dar un poco de tiempo", ya que no hay nuevos fármacos en el horizonte cercano contra la artrosis, y todos los ensayos que se están realizando van encaminados a demostrar su eficacia mediante nuevas técnicas de evaluación; además "tanto desde el punto de vista fármaco-económico, como desde el punto de vista de seguridad estamos empezando a mirar con ojos muy críticos los AINE", afirma a Europa Press.

Y destaca que lo ideal sería utilizarlos como "terapia preventiva a largo plazo"; a su favor, además de los beneficios terapéuticos, supondría un ahorro de los gastos derivados de los efectos adversos de los AINE, sobre todo en pacientes con comorbilidades.

En definitiva, "estamos en un momento crítico en el que no falta nada para que sea aceptado en términos generales"; lamentablemente, explica, no le frena la investigación que apoya su uso, sino el hecho de no ser regulados como productos éticos farmacéuticos por la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA) y el Instituto Nacional para la Salud de Reino Unido (NICE).

Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido estos productos sólo están disponibles como suplementos alimenticios, que no han demostrado una bioequivalencia clínica con el condroitín sulfato de grado farmacéutico.