MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los cambios en la microbiota intestinal, a través de un trasplante fecal, pueden tener un gran impacto en la enfermedad hepática relacionada con el alcohol y el riesgo de cáncer, según dos estudios, presentados en The Digital International Liver Congress 2020, que se celebra a partir de este jueves.
La importancia de la microbiota intestinal en la enfermedad hepática relacionada con el alcohol y el cáncer de hígado se ha demostrado en estos dos estudios. El papel clave de la biodiversidad microbiana en el intestino se destacó en un estudio de trasplante de microbios fecales, siendo la técnica prometedora como intervención para mejorar algunos aspectos de la enfermedad hepática relacionada con el alcohol.
Un segundo estudio utilizó un modelo de ratón para asociar cambios en la microbiota intestinal con la acción de moléculas de señalización clave, que median el riesgo de hepatocarcinogénesis.
En los últimos años, se ha implicado que los desequilibrios en la microbiota intestinal, o disbiosis, contribuyen a la enfermedad hepática alcohólica. En los casos de consumo crónico de alcohol, las especies reactivas de oxígeno producidas por el metabolismo del alcohol pueden provocar inflamación intestinal crónica, que a su vez puede aumentar la permeabilidad intestinal y alterar la composición de la microbiota.
Esto incluye la expansión de bacterias asociadas a la inflamación como Proteobacteria y la reducción de especies protectoras como Faecalibacterium. Se cree que el aumento de la permeabilidad intestinal conduce a la translocación del ADN bacteriano intestinal y las endotoxinas al hígado.
La importancia de la microbiota intestinal plantea la posibilidad de aprovechar su manipulación para mejorar los resultados de los pacientes. El primer estudio evaluó si el trasplante microbiano fecal (FMT), la transferencia de bacterias fecales de un individuo sano a un paciente, podría reducir los antojos de alcohol como primer paso para su uso en ensayos posteriores más amplios.
En un ensayo clínico piloto, doble ciego, controlado con placebo, aleatorizado, 20 pacientes con trastorno por consumo de alcohol y cirrosis hepática, que habían probado varias opciones para dejar el alcohol sin éxito, recibieron FMT o placebo, y se demostró que el FMT reduce los antojos de alcohol, así como el perfil de impacto de la enfermedad total y psicosocial en el día 15 posterior al tratamiento.
Se observó un aumento significativo correspondiente en la diversidad de la microbiota en los pacientes con FMT en comparación con el valor inicial, incluyendo una mayor abundancia relativa de Odoribacter. Alistipes y Roseburia también fueron más abundantes en pacientes que recibieron FMT en comparación con placebo en el día 15.
"FMT era seguro y demostró tener un impacto en la reducción de los antojos de alcohol a corto plazo y en la mejora de la calidad de vida psicosocial en pacientes con cirrosis y trastorno por consumo de alcohol", agrega el presentador del estudio, el doctor Jasmohan S Bajaj, del Centro Médico McGuire.
"La abundancia relativa de bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta identificadas en pacientes con mayor diversidad después de FMT demuestra que la alteración del eje intestino-cerebro es una vía potencial para aliviar el AUD en personas con cirrosis", añade.
Un segundo estudio exploró cómo la microbiota intestinal puede afectar el proceso de desarrollo del carcinoma hepatocelular, utilizando ratones que han sido modificados genéticamente para desarrollar esteatohepatitis (ratones NEMO? Hepa).
Al cruzar estos ratones con otros que han tenido otros genes involucrados en la respuesta inflamatoria a las bacterias inactivados y luego alterar el equilibrio microbiano intestinal con antibióticos de amplio espectro, el equipo de investigación demostró que anular el receptor NLRP6 (un mediador clave de la homeostasis colónica que puede causar disbiosis intestinal si es deficiente) conduce a una esteatohepatitis más grave y una mayor carga tumoral.
El grado de permeabilidad de la barrera intestinal estuvo altamente correlacionado con la carga tumoral, así como con varios indicadores de inflamación en el hígado. Fundamentalmente, este fenotipo inmunológico podría transferirse a otros ratones mediante FMT.
"Sorprendentemente, también encontramos que la sustitución de la bacteria 'Akkermansia muciniphila' agotada en los intestinos de estos ratones ayudó a mejorar su inflamación y esteatohepatitis --destaca el doctor Kai Markus Schneider del Hospital Universitario RWTH Aachen, en Alemania--. Este conocimiento de cómo los cambios a corto plazo en la microbiota remodelan el microambiente del tumor hepático tiene el potencial de revelar nuevas opciones terapéuticas para la prevención y el tratamiento del cáncer".
"La comprensión de las interacciones entre el genoma humano y el microbioma (metagenoma) en la salud y la enfermedad ha representado una de las principales áreas de progreso en los últimos años --añade el profesor Luca Valenti, miembro del Comité Científico de la EASL de la Universidad de Milán, en Italia--. Estos estudios sientan las bases para explotar este nuevo conocimiento para el tratamiento de la enfermedad hepática".