La terapia de calor puede mejorar el dolor muscular y articular

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Archivo - Dolor de espalda. - IZUSEK/ISTOCK - Archivo
Publicado: miércoles, 14 febrero 2024 11:44

MADRID 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

El fisioterapeuta y colaborador de Angelini Pharma España, Pablo de la Serna, ha asegurado que la terapia de calor "es más que recomendable en todos los casos de dolor muscular y articular, especialmente en personas reacias a tomar medicación o como complemento a esta".

Los efectos del uso de parches de calor "sobre las vértebras cervicales, lumbares, dorsales o en las muñecas son múltiples: aumentan el flujo sanguíneo y alivian el dolor, a la vez que ayudan a la relajación de los músculos", ha explicado De la Serna.

Por todo ello, la aplicación de calor del dolor "mejora de forma muy satisfactoria la calidad de vida de las personas y tiene un impacto tanto físico como emocional y social", asegura el experto.

En lo que se refiere a la articulación de rodilla, "la aplicación de calor puede ser beneficiosa para el dolor provocado por un esfuerzo excesivo, esguinces y torceduras, artritis y tensión muscular". En este caso, el uso de parches de calor "se conseja una vez superada la fase aguda o traumática y después de que haya desaparecido la inflamación. Además, son una gran solución para un alivio efectivo, específico y prolongado del dolor, ya sea agudo, crónico u ocasional, a la vez que relajan los músculos y reducen la rigidez", ha manifestado el especialista.

Del mismo modo, De la Serna ha advertido de que "por mucho que nos cuidemos, llevemos una vida sana y tengamos unos hábitos saludables, nuestra actividad diaria afecta a nuestra espalda y a las articulaciones".

Además, "el dolor incapacita y afecta no solo físicamente, sino también mental y emocionalmente, y acaba por influir en nuestras relaciones sociales y en la calidad de vida" añade.

Asimismo, el especialista ha explicado que no todo el mundo siente el dolor de la misma manera e intensidad. "Existe un componente personal, físico y subjetivo a la vez, que nos hace sentir la intensidad del dolor de forma distinta. Está claro que cada persona maneja esta situación según su experiencia, capacidad y estilo de vida". Aun así, De la Serna aclara que, en el caso de personas que no presentan ninguna patología específica previa, "existen unas causas y actitudes comunes ante el dolor en función de la edad".

DISTINTAS EDADES, DIFERENTES CAUSAS Y ACTITUDES ANTE EL DOLOR

Para las personas jóvenes, la aparición del dolor musculoesquelético y articular suele ser una "sorpresa desagradable", ya que no se espera que aparezca hasta, por lo menos, a partir de los 30 años. "En estos casos, el dolor se atribuye generalmente a factores externos, como el estrés postural, el movimiento repetitivo o los excesos al hacer ejercicio o cargar peso a menudo", explica el fisioterapeuta.

Este dolor provoca que algunos jóvenes se sientan contrariados con su propio cuerpo. Sin embargo, dado que estos problemas son en su mayoría ocasionales, muestran una gran capacidad de recuperación y esperanzas de resolver los problemas de raíz.

"En el caso de las personas adultas, el sufrimiento físico y a menudo recurrente que provoca el dolor de espalda y articular es mayor", afirma de la Serna. Generalmente, también a causa de sus responsabilidades profesionales y familiares, experimentan un impacto más multidimensional del dolor en sus vidas y a menudo muestran preocupación por la evolución futura de su condición, así como una fuerte necesidad de tranquilidad, equilibrio emocional y relajación.

"La complejidad aumenta en el caso de las personas mayores, que suelen mostrar arrepentimiento e incluso culpa por actividades físicas incorrectas o extremas realizadas durante años", según Pablo de la Serna.

Para este grupo de edad, "manejar el dolor musculoesquelético y articular, en muchos casos crónico, se convierte en una batalla a largo plazo, donde la prevención cobra un papel fundamental en su estilo de vida: buscan el apoyo de la fisioterapia y realizan cambios en la dieta para mantener el peso bajo control con el fin de mejorar la calidad de vida y aliviar la intensidad del dolor a largo plazo. Su objetivo principal es mantener el dolor a niveles soportables y evitar que se agrave", concluye el especialista.