MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de las universidades Johns Hopkins y Maryland, en Estados Unidos, aseguran que los niños con asma que viven en ciudades tienen menos síntomas cuando viven cerca de parques o zonas verdes, según los datos presentados en el congreso de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS, en sus siglas en inglés) que se celebra en Milán (Italia).
"Vivir en un entorno urbano aumenta el riesgo de asma en la niñez", según han asegurado los autores de este trabajo después de que estudios previos hayan vinculado la incidencia de la enfermedad y un peor control de la misma con muchos factores asociados con la vida en la ciudad, como la contaminación del aire.
Sin embargo, otros trabajos también habían apuntado que las zonas verdes pueden promover la actividad física y, por ello, querían ver si también podía tener algún impacto en el control del asma.
Para ello evaluaron el impacto de vivir cerca de un parque en Baltimore, una ciudad de unos 620.000 habitantes con niveles de contaminación similares a Nueva York o Los Ángeles, pero ligeramente inferiores a los de otras grandes urbes como Londres o Milán.
En su estudio entrevistaron a los padres de 196 niños con asma de entre 3 y 12 años, que en el último año habían sido hospitalizados o acudido urgencias al menos dos veces por su enfermedad.
"Este grupo de niños eran fundamentalmente afroamericanos, asegurados por el 'Medicaid' y sus familias son de un nivel socioeconómico inferior, lo que significa que representan una población con alto riesgo de mortalidad relacionada con el asma", ha explicado Kelli DePriest, una de las autoras del estudio.
Los investigadores preguntaron a los padres cuántos días cada niño había sufrido síntomas típicos del asma como falta de aliento, dolor en el pecho y sibilancias, al tiempo que evaluaron a qué distancia estaban sus hogares del parque más cercano.
De este modo, vieron que algunos vivían a sólo 250 metros de un parque, otros tenían una zona verde inmediatamente al lado pero, en cambio, también había quienes debían recorrer más de un kilómetro para llegar al parque más cercano.
Además, los niños tenían un día más con síntomas de asma por cada 305 metros entre su casa y el parque más cercano. Así, si un niño que lo tenía al lado tenía una media de 5 días con síntomas, el que vivía a 305 pasaba un día más con exacerbaciones. Y la situación se agravaba a medida que los niños se hacían mayores.
"El efecto parece más fuerte para los niños de más de 6 años, algo que puede deberse a que tienen más libertad a la hora de elegir donde quieren ir, en comparación con los niños más pequeños", según los investigadores, que creen que este hallazgo debe tenerse en cuenta a la hora de impulsar zonas verdes en las ciudades.