MADRID 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
La toxicidad cardiovascular de los tratamientos antitumorales es, junto a las segundas neoplasias, la causa más frecuente de mortalidad en los supervivientes de cáncer, según han recordado diversos expertos con motivo de la celebración, este viernes y sábado, de la IV Jornada Cardiovascular, organizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), con la colaboración de la Sección de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
"Cáncer y corazón comparten múltiples factores de riesgo, lo que nos plantea un enorme reto y requiere de un abordaje multidisciplinar con el objetivo de minimizar el impacto de la cardiotoxicidad a corto y largo plazo", ha dicho la coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardio-Oncología de la SEC, Teresa López.
Precisamente, entre los profesionales implicados en ese abordaje se encuentran los médicos de Atención Primaria que, a diferencia de lo que ocurre en otros países del entorno, ya están involucrados en la ruta asistencial del paciente con cáncer, tanto en el cribado y en el diagnóstico, como durante el tratamiento y el seguimiento después del mismo.
"Aunque existe un interés creciente por crear grupos de Cardio-Onco-Hematología en nuestro medio, en la mayoría de los casos aún hay que trabajar mucho para conseguir una relación estructurada de esos grupos con los equipos de Atención Primaria", ha dicho la doctora López.
Por este motivo, la SEC ha puesto en marcha el proceso de 'Cardio-Onco-Hematología en Atención Primaria', cuyo objetivo es "sentar y perfeccionar" las bases para asegurar una continuidad en materia de prevención, diagnóstico y tratamiento precoz de la cardiotoxicidad derivada de los antitumorales.
Desde entonces, los equipos de Atención Primaria han participado en la prevención cardiovascular del paciente con cáncer en identificando el riesgo cardiovascular del paciente oncológico, realizando su reevaluación periódica y controlando los factores de riesgo cardiovascular.
Al mismo tiempo, estos profesionales han establecido un consejo y planes de intervención estructurados sobre hábitos de vida cardiosaludables (dieta, ejercicio, deshabituación tabáquica) en cada una de las fases de evolución del paciente oncológico; han vigilado los síntomas y signos que permitan detectar precozmente cualquier complicación cardiovascular; y han revisado las potenciales interacciones medicamentosas.
Finalmente, y más allá de la existencia de equipos multidisciplinares formados por diferentes especialistas, la doctora ha recordado que los pacientes también deben conocer los efectos beneficiosos del esquema terapéutico propuesto, así como sus posibles complicaciones, para mejorar su adherencia a las estrategias de prevención.