MADRID, 30 Ago. (EDIZIONES) -
La Asociación Española contra el Cáncer recuerda que la palabra 'cáncer' es un término "muy amplio" que abarca más de 200 tipos de enfermedades. "Cada uno de estos tipos puede tener características completamente diferentes al resto de los cánceres, pudiendo considerarse enfermedades independientes, con sus causas, su evolución y su tratamiento específico", señala.
Entre los distintos métodos de diagnóstico del mismo (pruebas analíticas de sangre, orina, pruebas de imagen o estudio de tejidos), uno de los más conocidos son los marcadores tumorales. Pero, ¿qué son realmente? Según remarca la AECC, son sustancias que generalmente se determinan en sangre y cuya elevación por encima de lo normal se ha relacionado con la presencia de algunos tumores malignos.
En concreto, la medición del nivel de los marcadores tumorales puede ser útil para el diagnóstico de algunos tipos de cáncer, cuando se realiza en combinación con otras pruebas antes mencionadas. "Por sí solos no permiten confirmar o descartar un diagnóstico de cáncer", advierte porque, según indica, el nivel de un marcador tumoral puede elevarse en personas con tumores benignos, o porque el nivel de un marcador tumoral no se eleva en todas las personas con cáncer, especialmente si se encuentran en la etapa temprana de la enfermedad.
"Suelen ser de utilidad para controlar la evolución de un paciente una vez diagnosticado y tratado. Una elevación de los marcadores puede significar la reaparición del tumor, por lo que es preciso realizar nuevas pruebas diagnósticas para confirmarla o descartarla. En una persona en tratamiento, el descenso de estos valores indica una buena respuesta al mismo", señala la AECC.
En una entrevista con Infosalus, Fabricio Racca, oncólogo del IOB Institute of Oncology, remarca la idea de que a día de hoy no existe ningún marcador tumoral lo suficientemente sensible y específico que nos permita un diagnóstico de certeza. "En el caso de algunos de ellos, en un entorno de sospecha de una determinada enfermedad cancerígena, supone un método complementario y orientativo junto a otras pruebas diagnósticas", subraya.
Así, indica que se trata de sustancias que las producen tanto las células cancerígenas como otras células que pueden no ser malignas, y por lo tanto, que pueden elevarse en relación a la presencia de un cáncer o bien en otras situaciones que no nada tienen que ver con esta enfermedad. La mayor parte de estas sustancias --agrega -- son proteínas que pueden analizarse en sangre, en orina, en otros líquidos o tejidos; no sólo en sangre.
"El ejemplo más claro podemos tenerlo con el marcador 'PSA' asociado al cáncer de próstata. Cuando en un paciente varón, la próstata está aumentada de tamaño por una causa benigna, como la hiperplasia prostática, el 'PSA' se encuentra en muchas ocasiones elevado por el incremento en el volumen de las células de la próstata, pero esto no significa que el paciente tenga un cáncer de próstata", advierte.
¿SON ÚTILES PARA UN DIAGNÓSTICO CERTERO?
Por otro lado, el doctor Racca sostiene que "no se dispone a día de hoy de la certeza de que estos impacten realmente en una prevención como tal, como solicitud en un estudio de rutina", siendo por ejemplo muy discutido el valor del análisis en sangre del 'PSA' en aquellos pacientes varones asintomáticos, y mayores de 50 o 55 años. De hecho, dice que en las principales guías médicas se finaliza recomendando que dicha solicitud se valore entre el médico y su paciente, de acuerdo a la preferencia del paciente tras el consejo médico, en relación con los verdaderos potenciales beneficios o no.
A su juicio, otro de los conceptos a destacar de los marcadores tumorales es que no todos los cánceres se relacionan con un marcador determinado. De hecho, Racca explica que hay tumores como el cáncer de pulmón en los cuales no se asocian de manera establecida a marcadores tumorales séricos (en la sangre), ni tampoco los cánceres de cabeza y de cuello.
En cambio, añade que sí pueden asociarse a varios, como en el caso del cáncer de mama, con el 'CEA' y el 'CA15.3'; así como en el cáncer de ovario, el 'CA 125' y el 'CEA'; o que un mismo marcador pueda expresarse en tumores muy disímiles como es el CEA, que puede estar elevado en el cáncer de colon, en el de mama o en el cáncer gástrico, aunque advierte de que también se eleva en pacientes fumadores y que no estén enfermos de cáncer.
"Los marcadores tumorales, al igual que otros análisis de laboratorio y otros métodos complementarios, si son interpretados en un contexto adecuado, pueden darnos una información, pero nunca harán el diagnóstico de certeza", avisa.
En su opinión, donde mejor pueden dar información tras el diagnóstico de certeza de un tumor junto a otros métodos complementarios. "Nos pueden ser de utilidad a manera de guía de cómo evoluciona la enfermedad. Pero tampoco son 100% fiables o específicos como para modificar en relación a su resultado una conducta terapéutica. Es una herramienta más que debe ser utilizada en forma comedida y en el entorno correcto", indica.
Por otro lado, Racca considera que el gran tema de los marcadores tumorales es cuándo pedirlos y cómo interpretarlos, y defiende que su solicitud a granel y de rutina no tiene ningún impacto clínico importante, a pesar de que en la práctica habitual se realiza muy a menudo.
"Siguiendo en el tema de la utilidad de la solicitud de los marcadores y la evolución de la enfermedad, en el caso del cáncer de ovario, el 'CA125' o el 'PSA' en el cáncer de próstata, actualmente en las guías internacionales de Oncología no recomiendan realizar un cambio terapéutico sólo basado en su elevación, si realmente no se correlaciona a un empeoramiento constatado de la enfermedad como puede ser evidenciado por una tomografía computada, una resonancia magnética o el deterioro clínico de la paciente", añade.
Por ello, concluye que, a día de hoy, los marcadores tumorales, pueden ser de utilidad en un contexto adecuado, y con una finalidad establecida, en el caso de algunas enfermedades malignas y sólo con un subgrupo de estos marcadores, y siendo por tanto, una posible herramienta más de las que se disponen a la hora del seguimiento de una enfermedad.