MADRID, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -
Apenas la mitad de los médicos considera que la gota es curable, de acuerdo con los resultados de una reciente encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), y que ha sido presentada en el XXV Congreso de Medicina General y de Familia.
Así lo constata este estudio de la SEMG que ha revelado el "desconocimiento" que se tiene sobre el abordaje de la gota, la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente en varones adultos cuya prevalencia va en aumento, situándose en el 3,3 por ciento en España.
La gota está producida por el depósito de cristales de urato monosódico en las articulaciones y en articulaciones y tejidos (tofos) a causa del exceso de ácido úrico durante largos periodos de tiempo. Al principio, puede ser asintomática pero pueden aparecer ataques agudos muy dolorosos y con gran componente inflamatorio que suelen ser en los dedos de los pies, pero que después pueden aparecer en otras articulaciones. A la larga, puede provocar daños articulares muy importantes, con disminución de la movilidad, provocando una pérdida importante de la calidad de vida.
"A pesar de que realmente es una enfermedad curable, fácil de manejar en Atención Primaria, tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes se beneficia del adecuado tratamiento", ha señalado el doctor Carlos Bastida, responsable del Área de Patología Osteoarticular de la SEMG.
Esto fue lo que llevó a la sociedad médica a realizar una encuesta sobre la gota en la que participaron en torno a 400 médicos procedentes de todas las comunidades autónomas. Sus resultados relevaron que sigue siendo "la gran desconocida", desconocimiento que puede venir principalmente por la "infravaloración" que hace el colectivo médico de esta enfermedad, según el doctor Bastida.
La mitad de los médicos consultados por la SEMG cree que la gota se cura (50,1 por ciento), sin embargo, sólo el 18,9% cree que conseguirá eliminar los tofos con el tratamiento. Lo cierto es que "el depósito de estos cristales es reversible mediante el tratamiento adecuado para rebajar la uricemia", recuerda el especialista.
Los participantes en la encuesta creen que el diagnóstico de la gota es básicamente por la clínica y con la analítica y, aunque éstas pueden hacer sospechar la enfermedad, la gota "debe ser diagnosticada de forma definitiva por la demostración de esos cristales de urato monosódico", apunta Bastida.
Un gran porcentaje de los encuestados por la SEMG cree que es una patología secundaria y no la creen sistémica ni genética (22 por ciento). Del mismo modo, los resultados de la encuesta revelan que tampoco se valora en exceso el alto grado de comorbilidades de la gota (solo el 44 por ciento lo cree).
Otros de los datos que se desprenden de la encuesta es que la mayoría de los médicos de familia (70 por ciento) comienzan ellos el tratamiento y solo deriva el 30 por ciento de los casos, sobre todo, a Reumatología (menos a Endocrinología y Medicina Interna). Más del 55 por ciento de los médicos encuestados afirma no mantener una relación habitual con los reumatólogos sobre sus pacientes gotosos (solo el 13,7 por ciento), aunque sí les gustaría tenerla.