MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
El aumento de las enfermedades crónicas hace que muchos pacientes necesiten diferentes tratamientos para todas ellas, lo que favorece que actualmente en las consultas de Atención Primaria los médicos vean más problemas relacionados con las interacciones o los efectos secundarios de esta polimedicación que síntomas primarios de estas enfermedades.
Así lo ha asegurado el coordinador Nacional del Grupo de Trabajo de Aparato Locomotor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Sergio Giménez, en el marco del IV Congreso Nacional de Pacientes Crónicos que esta sociedad científica organiza estos días en León.
"Las enfermedades crónicas son la epidemia del siglo XXI y han pasado a ser un verdadero problema de salud pública", ha asegurado este experto en declaraciones a Europa Press, reconociendo que actualmente pueden consumir hasta el 80 por ciento de su tiempo en las consultas ya que, en la mayoría de casos, son personas mayores que requieren una atención continuada.
Sobre todo, ha añadido Giménez, porque la mayoría de estos pacientes acumulan varias enfermedades, siendo más frecuentes las de tipo cardiovascular (como colesterol alto, hipertensión o diabetes), la artrosis, la insuficiencia renal o algún deterioro senil, por lo que algunos tienen "hasta 15 ó 20 medicamentos diferentes".
Esto lleva a los médicos de Atención Primaria a que, cuando estos pacientes llegan con algún problema a la consulta, "lo primero que hacen es mirar qué tratamiento están tomando", según ha reconocido este experto, y que a la hora de elegir una medicación se deba hacer un "análisis individual" de cada paciente que tenga en cuenta "las otras patologías y medicamentos que tiene".
Entre las enfermedades que menos problemas plantea en esta interacción farmacológica destaca la artrosis, ya que algunos de los tratamientos utilizados frente a esta patología, los condroprotectores, "han demostrado su eficacia, tienen nulos efectos secundarios y no interaccionan los otros".
En cambio, con otros fármacos también frecuentes en muchos pacientes crónicos deben tener "más cuidado", caso de los antiinflamatorios, dado que "tienen un elevado riesgo cardiovascular o gastrointestinal".
Estas posibles interacciones y la necesidad de cumplir con el tratamiento requiere un mayor control y supervisión por parte de los médicos que, según este experto, es incompatible con la elevada presión asistencial que tienen actualmente.
"Ahora con los recortes las consultas no pasan de los 5 minutos por paciente, y así nos resulta complicado atenderles, ver cómo evolucionan y si están tomando su medicación", ha lamentado Giménez.