MADRID, 23 Mar. (EDIZIONES) -
Según la literatura médica, el síncope o desmayo se refiere a las crisis de pérdida del conocimiento y el tono postural, así como a la incapacidad para mantenerse de pie a causa de disminución del flujo de sangre al encéfalo. ¿Quién no se ha mareado alguna vez y ha perdido el conocimiento?
El hecho es que el desmayo o síncope se halla entre las afecciones más frecuentes de consulta médica. No obstante, es muy importante la descripción de sus síntomas para intentar adivinar cuál ha sido su origen. Saber cómo se ha producido o en qué condiciones ha tenido lugar el episodio puede ser clave para descifrar el origen. Los síntomas pueden variar desde una sensación de cabeza hueca, hasta de embriaguez, hasta ataques de debilidad, la falta de equilibrio o los mareos, entre otros.
"Desgraciadamente no hay una prueba complementaria que con seguridad diga que el paciente ha sufrido un síncope, y muchas veces nos quedamos sin saber la causa de la pérdida de conocimiento. El cuadro es típico si todas las pruebas son normales, pero hay un porcentaje en los que te quedas sin saber qué ha pasado", señala en una entrevista con Infosalus, el miembro del grupo de enfermedades cardiovasculares y del grupo de ecografía de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC), el doctor Santiago Díaz.
Además, señala que el síncope o desmayo se trata de un tipo específico de pérdida de conocimiento que se caracteriza por que la persona se recupera espontáneamente sin secuelas. "No hay lesión en los sistemas nerviosos que justifique esa pérdida de conocimiento. Es un problema puntual de la fontanería del cuerpo, que no llega la sangre al cerebro y puede ser porque los vasos sanguíneos se dilatan demasiado o porque el corazón no bombea bien", advierte el también médico de familia del Centro de Salud Pintores de Parla (Madrid).
Eso sí, precisa que no todo desmayo es un síncope. "Desmayo es la forma coloquial de pérdida de conocimiento, pero el síncope tiene unas connotaciones muy precisas. No todo desmayo es un síncope", señala.
A VECES AVISA
Así, aclara que lo que define al síncope es una aparición brusca, éste "a veces avisa", y por ejemplo, la persona se marea, se puede caer al suelo, pero se recupera espontáneamente. "Lo que produce la pérdida de conocimiento es un problema metabólico en el sistema nervioso central, pero el síncope es la falta de riego, no llega la sangre de forma adecuada al cerebro. Eso sí, ninguno deja secuela cuando el paciente se recupera porque dura muy poco", subraya.
El problema, a su juicio, es que dentro del concepto de 'síncope' hay cuadros muy distintos y lo fundamental es que detrás no haya un problema cardíaco. "Uno es un problema de regulación del tono de los vasos o lipotimia, que no hay enfermedad cardiológica, un reflejo que hace que el vaso sanguíneo se dilate mucho y baje mucho la presión de la sangre. Estos son reversibles y no suelen dar problemas. El perfil típico suelen ser personas jóvenes que reconocen las situaciones en las que se pierde el conocimiento", señala.
Después se encontrarían aquellos casos en los que el corazón deja de bombear sangre. "Son casos más peligrosos y tienen un pronóstico muchísimo peor. Además, dentro de las propias causas cardíacas hay mucha variedad. Hay dos: las alteraciones del ritmo o arritmias, que no late el corazón como debe hacerlo, y el hecho de que la capacidad de bombear sangre disminuya; después, por alteraciones estructurales de corazón, que no se llene o vacíe correctamente de sangre", precisa el médico de familia.
Mientras que los síncopes 'vasovagales' o benignos suelen ser frecuentes en mujeres y adolescentes, el doctor Díaz alerta a su vez que los síncopes de origen cardíaco no avisan y tienen lugar en personas de mayor edad, que conocen su cardiopatía, y que después de la exploración pueden presentar alguna alteración, que suele reflejarse, aunque no siempre, en el electrocardiograma.
"Todo paciente que ha tenido un síncope y, no responde a un perfil de persona joven, aunque una primera exploración sea normal, siempre hay que hacerle pruebas que descarten cardiopatías", sostiene el miembro de SEMFYC.
Por todo ello, el experto sostiene que, lo fundamental, ante una pérdida brusca de conocimiento, es intentar reanimar a la persona cuanto antes y, si no se consigue, buscar ayuda y permeabilizar la vía aérea y ver si tiene pulso, que pueda respirar o le lata el corazón. En última instancia habría que aplicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar.
"Lo que más preocupa es que el paciente previamente al síncope haya tenido palpitaciones, y este episodio sea secundario a una arritmia; o bien que el paciente haya tenido un dolor de pecho. Ante cualquier desmayo la actitud es que hay que saber qué hay detrás de ello", concluye el doctor Díaz.