MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las posibilidades de dejar de fumar se multiplican por 10 cuando se recibe la ayuda de un profesional, según ha informado el coordinador del Año SEPAR 2016 de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el tabaco, Juan Antonio Riesco.
El tabaquismo está considerado como una enfermedad crónica, de carácter adictivo y recividante que conlleva graves consecuencias para salud. De hecho, es responsable de aproximadamente 56.000 muertes anuales en España, principalmente por cáncer, enfermedad cardiovascular y por EPOC.
"Dejar de fumar es la decisión más saludable que se puede tomar en cualquier momento de la vida. Esta decisión, cuya motivación es diferente para cada fumador, debe ir acompañada de la ayuda de los profesionales sanitarios para incrementar sus posibilidades de éxito", ha explicado el experto.
Y es que, se calcula que hasta el 70 por ciento de los fumadores desean dejar de fumar y, de ellos, sólo un 18 por ciento pide ayuda profesional para dejar de fumar. Asimismo, de cada 100 fumadores que realizan un intento de abandono por sí mismo, sólo un 5 por ciento lo consigue, pero si este intento se acompaña de la adecuada valoración diagnóstica y terapéutica de un profesional, las posibilidades de éxito pueden multiplicarse por diez.
ELEVADA PREVALENCIA DEL TABAQUISMO EN PACIENTES CON EPOC
Ahora bien, estudios diseñados para ver la evaluación de tratamientos farmacológicos en la EPOC han puesto de manifiesto la elevada prevalencia del tabaquismo en pacientes ya diagnosticados de EPOC, la cual oscila entre el 38 por ciento y el 77 por ciento.
"Una de las causas de que el hábito tabáquico persista a pesar de la enfermedad pulmonar son las peculiaridades que muestran los pacientes con EPOC como fumadores. Consumen mayor número de cigarrillos, realizan una calada más profunda y retienen más el humo, tienen mayor dependencia del tabaco y menor grado de motivación para abandonar el habito tabáquico, todo ello acompañado por un estado de ánimo más deprimido y con una autoestima más baja", ha comentado Riesco.
En este sentido, prosigue, resulta útil diferenciar entre dos tipos de pacientes: aquellos con diagnóstico reciente de EPOC, que tienen mayor grado de motivación y que podrán responder mejor a tratamientos convencionales, y los pacientes con diagnóstico antiguo de EPOC, amplio historial de recaídas, muy bajos niveles de autoeficacia, gran desconfianza, frustración y desánimo, elevada presión interna y externa y que se muestran reacios a nuevos intentos.
"Este grupo necesita un nivel de intervención más intensivo y la necesaria intervención de expertos en tabaquismo, y si es preciso acudir a unidades especializadas en tabaquismo. Otro posible freno de los fumadores en general y especialmente de los pacientes con EPOC que persisten en su hábito, es la financiación de los tratamientos de deshabituación tabáquica. El apoyo a la deshabituación tabáquica sólo se realiza de forma puntual y esporádica en algunos programas sanitarios de algunas comunidades autónomas", ha enfatizado el experto.
Finalmente, ha lamentado que el Sistema Nacional de Salud no promocione asistencia sanitaria a los fumadores para ayudarles a dejar de fumar ni financie los tratamientos, a pesar de que se ha demostrado que la financiación de estas terapias, aunque solo fuera en pacientes con EPOC, supondría un "importante ahorro" en el presupuesto sanitario.