Qué medidas tomar para evitar el síndrome de la clase turista

Avión
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Actualizado: lunes, 7 agosto 2017 11:47

MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -

La Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) ha querido recordar el riesgo que supone padecer un episodio de tromboembolismo venoso (TEV), definido como la formación de un coágulo en las venas de las piernas, que puede desprenderse y emigrar hasta la circulación pulmonar, provocando enfermedades de mayor riesgo.

Un TEV, más conocido como 'síndrome de la clase turista', puede ser provocado por viajes superiores a cuatro horas de duración. Esta patología se ha atribuido "a los viajes en avión, pero hoy se sabe que cualquier viaje prolongado también en coche o tren puede favorecer la trombosis", ha explicado el presidente de la SETH, José Antonio Páramo.

Entre los factores de riesgo se encuentra la edad avanzada, antecedentes de trombosis previa, cirugía o traumatismo reciente, embarazo, uso de anticonceptivos orales, obesidad, cáncer o predisposición genética a la trombosis.

Asimismo, la deshidratación, el descenso de los niveles de oxígeno y una reducida presión atmosférica (hipoxia hipobárica) serían otros factores desencadenantes de la trombosis.

Además, se pueden tomar medidas previsoras para evitar esta enfermedad, sobre todo en aquellas personas con factores de riesgo que cumplan las indicaciones recomendadas. Así el presidente de la SETH ha recordado que "la inmovilización durante el viaje es uno de los factores importantes y, en el caso de los vuelos, se presenta tanto en clase preferente como turista".

Se ha calculado que, en la población general, la incidencia de tromboembolismo venoso es de 1 por cada 1000 personas al año, sobretodo en aquellas personas que realizan viajes transoceánicos, y que presentan edad avanzada u otros factores de riesgo. Por ello, la SETH recuerda que el principal problema es que la mayoría de esos coágulos no producen síntomas y, por tanto, son difíciles de diagnosticar.

Sin embargo, el diagnóstico de la trombosis venosa es, en ocasiones, difícil porque los signos y síntomas no siempre son evidentes. En concreto, el diagnóstico clínico se basa en la presencia de dolor, edema, enrojecimiento e inflamación de la pierna, en un tramo de la misma.