MADRID 11 Mar. (EUROPA PRESS) - La tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) son las técnicas de elección para saber si el paciente está sufriendo un ictus u otro tipo de patología, según el doctor Antonio López Rueda, miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), especialista de la sección de Neurorradiología del Hospital Universitario de Bellvitge y ponente del 37 congreso nacional de la SERAM, que se celebrará del 22 al 25 de mayo en Barcelona, con la ponencia 'Protocolos en el código ictus'.
Cuando el paciente va a un hospital con la sospecha de que está sufriendo un ictus, se realiza una TC craneal para determinar si el paciente está sufriendo un ictus isquémico (oclusión de una arteria cerebral) o hemorrágico (rotura de una arteria cerebral). "Es muy importante que esta prueba la interprete un radiólogo/a, ya que es el médico especialista con el entrenamiento apropiado para obtener el máximo de información de esta prueba", comenta López Rueda.
"Sin un diagnóstico preciso, evidentemente, no podremos tratar correctamente al paciente que sufre esta patología con tanta repercusión clínica", añade.
Por ello, la especialidad de radiología es fundamental en el diagnóstico y tratamiento del ictus. En España se producen entre 100.000 y 130.000 nuevos casos de ictus al año, por lo que 1 de cada 6 españoles sufrirá un ictus en algún momento de su vida. El ictus la primera causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en nuestro país (más de 10.000 personas en 2023), siendo la primera causa de muerte en mujeres.
"Esto se debe principalmente en que las mujeres, además de tener factores de riesgo comunes a los hombres, tienen factores de riesgo específicos asociados a las hormonas, embarazo o menopausia" puntualiza el López Rueda. Enfermedad en aumento Según el "Plan de actuación sobre el ictus en Europa 2018-2030", se espera hasta 2035 un incremento en el número de nuevos casos en un 34%, un incremento en los supervivientes con discapacidad en un 25% y un incremento en las muertes por ictus en un 45%.
En el caso del ictus isquémico, la radiología interviene en el tratamiento con trombectomía mecánica "uno de los tratamientos más revolucionarios y efectivos en la medicina de los últimos 10 años" asegura López Rueda.
La trombectomía mecánica es un tipo de tratamiento endovascular realizado por neurorradiólogos/as intervencionistas y radiólogos/as intervencionistas en el que, navegando a través de las arterias del paciente, se retira el trombo que está ocluyendo la arteria cerebral, recuperando así el flujo de la sangre por dicha arteria, y mejorando, por tanto, la sintomatología y el pronóstico del paciente.