MADRID 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las alergias pueden afectar significativamente a la vida escolar de un niño, influyendo en su capacidad para concentrarse, participar en actividades y socializar, por lo que desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) recuerdan la importancia de informar al centro escolar sobre la alergia del menor para asegurarse de que los profesores y/o enfermeras escolares están al tanto de sus alergias y comprenden cómo manejarlas.
"Es recomendable solicitar una reunión al inicio de curso escolar con el tutor del niño para aportar el informe médico actualizado de su alergólogo. Todo el personal del centro que tenga trato directo y cercano debe estar enterado de la patología que padece, así como de dónde se encuentra la medicación de rescate y de cómo actuar en caso de reacción", explica la presidenta del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, la doctora Sonsoles Infante.
Sin embargo, no basta con informar sobre la alergia únicamente al principio del curso. Mantener una comunicación fluida durante el año escolar es esencial para asegurar que el estado alergológico del niño esté siempre bajo control.
"Más allá de los primeros días, la comunicación con el personal de la escuela debe ser regular para mantenerles actualizados del estado del menor", añade la experta. Los niños con alergias alimentarias deberán llevar un seguimiento estrecho en ciertas áreas como el comedor o el patio en horas de almuerzo, donde el contacto con alérgenos podría ser más probable. Del mismo modo, aquellos con alergias ambientales pueden tener dificultades durante las actividades al aire libre.
Además de informar al personal docente y a la enfermería, también es clave preparar a los niños para que ellos mismos puedan tomar un papel activo en el control de su alergia. La ansiedad por controlar las alergias y el miedo a una reacción podrían provocar dificultades en el rendimiento académico o aislamiento social.
Por todo ello, es fundamental enseñarle al niño a comprender y comunicar sus alergias de formas apropiadas para su edad. Por ejemplo, deben ser capaces de evitar compartir comida y reconocer cuándo podrían estar teniendo una reacción para avisar a sus cuidadores.
Uno de los escenarios más temidos por los padres y profesores es la posibilidad de que el niño sufra una reacción alérgica grave o anafilaxia. "Los síntomas incluyen dificultad para respirar, hinchazón de la cara o la garganta, urticaria, mareos o pérdida del conocimiento. Si se sospecha anafilaxia, se debe actuar de inmediato administrando un autoinyector de adrenalina y llamando a los servicios de emergencia. Es vital asegurarse de que el niño reciba atención médica inmediata", expone la experta.
Desde la SEAIC Y AEPNAA (Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex) se propone un protocolo de actuación en caso de reacción alérgica en la escuela que se puede adjuntar a la medicación, donde se especifica qué fármaco y dosis se debe administrar según la sintomatología del paciente.