MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel Anxelu González Zapico, considera que el problema del suicidio es "una pandemia silenciosa" y reclama que las administraciones públicas refuercen las medidas destinadas a la prevención, con acciones como crear un teléfono de atención al riesgo suicida, que sea de carácter gratuito y con tres cifras, similar al 016 contra la violencia de género.
Así lo ha resaltado González Zapico en un artículo publicado este viernes en el boletín 'Cermi.es semanal', en el que ha destacado que "el suicidio se puede prevenir", pero "para ello es necesario que la administración tome cartas en el asunto", ya que se trata de "un tema urgente" que afecta a "vidas humanas".
"Suicidio y silencio han ido siempre de la mano, y no ha sido hasta ahora que se ha empezado a tomar conciencia a nivel general de lo importante que es hablar de ello. Porque solo enfrentándonos a esta realidad es posible desmontar los mitos y prejuicios que rodean a la conducta suicida. ¿Y cuál es el objetivo de esto? Poder ofrecer ayuda a quien la necesita y trabajar en la prevención", ha argumentado.
En su texto, González Zapico ha recordado que, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas que fallecieron en España por suicidio en 2017 fue de 3.679 (2.718 fueron hombres y 961 mujeres). Además, por cada una de estas muertes, se estima que hay unas 20 personas que lo intentan.
"Hay que afrontar esta realidad desde una perspectiva de derechos. Un intento de suicidio no es una llamada de atención, como todavía muchas personas creen, ni es una cuestión de valentía o cobardía: es la máxima expresión de un terrible sufrimiento que las personas que estamos aquí y la sociedad en su conjunto, debemos, en primer lugar, comprender y, en segundo lugar, tratar de evitar que ocurra", ha advertido.
Para luchar contra esta situación, el presidente de Salud Mental España ha pedido a las administraciones mejorar la detección precoz del riesgo suicida; la coordinación de los servicios de emergencia y la detección por parte de los profesionales sanitarios; la implantación de los protocolos necesarios para asegurar una correcta atención; y dar formación a los profesionales de la sanidad en este ámbito, así como a las personas que intervienen en situaciones de crisis, docentes, y profesionales de entidades sociales.