MADRID, 21 May. (EDIZIONES) -
Se calcula que al día un centenar de españoles viajan a Turquía para someterse a un tratamiento capilar. Parece que últimamente está de moda. Es una cifra muy alta a pesar de que los riesgos de que algo vaya mal en el proceso son altísimos. Al final en estos casos, y como en todo por desgracia, lo barato suele salir caro a la larga. El trasplante capilar es una técnica quirúrgica efectiva y segura, pero que debe ser realizada por profesionales cualificados.
"Está de moda desde hace años viajar a Turquía para someterse a un trasplante capilar en centros de bajo coste. De hecho, el gobierno turco subvenciona el viaje. Lo que en España puede conllevar un coste de unos 8.000 o 9.000 euros, en Turquía suma un total de 2.000-2.500 euros", avisa en una entrevista con Infosalus el dermatólogo Sergio Vañó, director de la Unidad de Tricología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Así, este experto alerta del riesgo de someterse a una intervención capilar en esas clínicas 'low cost' porque, según alerta, fuera de la UE la legislación es muy diferente y no es tan rigurosa y segura como en los países de la Unión, aparte de que "muchas veces, las cirugías las realizan profesionales que no son médicos".
Además, llama la atención sobre el hecho de que se suelen emplear en estos tratamientos aparatos que no son adecuados, ni tampoco los medios en los que se interviene al paciente. De hecho, Vañó destaca que son muchos los tricólogos españoles que reciben a pacientes con secuelas tras estos tratamientos low cost procedentes de Turquía.
"Realmente vemos importantes complicaciones que muchas veces son irreversibles en el cuero cabelludo. No obstante, sí quiero destacar que, a pesar de que la gran mayoría sean clínicas low cost de tratamientos capilares a bajo coste, también en Turquía hay compañeros que son médicos especialistas, que se dedican a ello en primer nivel, aunque eso sí, sus centros y precios no son los low cost", afirma el tricólogo.
Otro de los inconvenientes sobre el que el experto llama la atención es la falta de seguimiento tras la realización de los injertos capilares, una parte del proceso a su juicio "esencial" para que concurra el éxito del tratamiento. "En estas clínicas no se hacen seguimientos, y sí pueden realizarse cicatrices en zonas donde, por ejemplo, se extrae el pelo, o también nos encontramos con pelo implantado donde no se debe. Hay que tener en cuenta que el trasplante de pelo es irreversible y las cicatrices no se pueden mejorar", subraya el doctor Vañó.
El especialista del Hospital Ramón y Cajal de Madrid sostiene también que hay algunos casos en los que en el propio seguimiento, tras el injerto capilar, se debe cambiar la terapia médica a seguir, porque no todos los pacientes evolucionan de igual manera. "La parte postoperatoria es tan importante como la cirugía y en estos viajes 'low cost' no se acomete", aprecia.
En su opinión, un tratamiento capilar hoy en día se valora como algo estético, cuando en realidad se trata de un problema médico, para el que un especialista debe decidir cuál debe ser el tratamiento. "Se deben emplear tratamientos tópicos o de vía oral para mantener buenos resultados tras el injerto capilar, pero si no se hacen, esos resultados serán menores de lo esperado y, al final, lo barato saldrá caro", advierte Vañó.