VALÈNCIA 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de València (Incliva) ha participado en un artículo publicado recientemente en la revista 'Journal of Hepatology' que demuestra que la reducción de amonio en sangre podría ayudar a tratar casos graves de hígado graso no alcohólico.
Por primera vez, los resultados del estudio describen un vínculo entre una complicación del hígado graso --conocida como 'esteatohepatitis' no alcohólica--, función del ciclo de la urea y exceso de amonio en sangre, detalla la Conselleria de Sanidad en un comunicado.
Este trabajo, a través de la coordinadora del Grupo de Investigación de deterioro neurológico, Carmina Montoliu, es fruto de la colaboración entre varios institutos de investigación (Incliva, UCL Institute of Liver and Digestive Health, University College London e Idibaps Biomedical Research Institute & Ciberehd de Barcelona), hospitales (Clínico de València y Aarhus University Hospital de Dinamarca) y el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia (CIPF).
La enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) engloba múltiples dolencias hepáticas que afectan a personas que beben muy poco o nada de alcohol. Su principal característica es una gran acumulación de grasa en las células del hígado, lo que provoca que deje de funcionar correctamente y sea incapaz de eliminar el amonio generado por el metabolismo.
En la mayoría de casos, la enfermedad del hígado graso no alcohólico se presenta en grados 1-2 y no implica complicaciones notables. Sin embargo, un pequeño porcentaje de afectados puede presentar una afección más grave, la llamada 'esteatohepatitis' no alcohólica (NASH). En estos casos, la acumulación de grasa se relaciona con una inflamación más elevada de las células hepáticas y diferentes grados de fibrosis, lo que puede derivar en una cirrosis.
CAUSAS DEL HÍGADO GRASO
Según los datos de la Sociedad Española de Patología Digestiva, la esteatosis hepática no alcohólica es la enfermedad del hígado más frecuente, ya que afecta en torno a un tercio de la población.
Las investigaciones de los últimos años indican que su aparición puede asociarse a varias causas, entre ellas sobrepeso y obesidad, niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos, pérdida de pelo, resistencia a la insulina, consumo de medicamentos (corticoides) o enfermedades en las encías.
Algunos estudios también apuntan a la posibilidad de un componente genético en el desarrollo de esta afección hepática. Por otra parte, el hígado graso no alcohólico se ha convertido en la enfermedad hepática crónica más común entre los pacientes con diabetes 'mellitus' tipo 2.