MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las revisiones oftalmológicas en la infancia son determinantes para detectar lo antes posible patologías que pueden pasar desapercibidas por los padres, como el ojo vago, por eso los expertos recomiendan que la primera consulta se realice en torno a los tres años.
A esa edad, ha explicado la oftalmóloga Amparo Carrero, del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, los menores ya colaboran y pueden hablar, de modo que se les puede medir la agudeza visual "mediante dibujos que sabrán identificar".
En la infancia la patología más común es la ambliopía o el ojo vago, y las causas más frecuentes son la anisometropía (diferencia elevada de graduación entre un ojo y el otro) y el estrabismo. "Al no estar alienados los dos ojos, las dos imágenes que producen no se pueden fusionar bien en el cerebro, de modo que se anula la imagen del ojo desviado con la consecuente pérdida de desarrollo del potencial visual de dicho ojo", ha explicado Carrero.
Ante estos casos el tratamiento indicado pasa por el uso de gafas, parche, cirugía o toxina botulínica, y debe tratarse hasta los 8 o 9 años como mucho, ya que "a partir de esa edad el potencial visual que hayamos desarrollado es el que alcanzaremos de por vida, no podremos superarlo".
Además, otro problema puede ser el microestrabismo, un tipo de estrabismo muy leve que, en caso de no detectarse y, por tanto, no corregirse, puede resultar muy ambliopizante; al tiempo que también existen otras causas asociadas a la ambliopía como pueden ser tumores intraoculares, patologías neurológicas, cicatrices corneales, catarata congénita, aunque se trata de casos menos frecuentes.
No obstante, aunque el niño se recupere, será necesario hacer un seguimiento periódico hasta los 8 o 9 años, ya que seguirá existiendo esa tendencia.
Entre otras patologías frecuentes en la infancia destacan los orzuelos, especialmente en los que presentan hipermetropía, blefaritis y conjuntivitis alérgicas e infecciosas.