El receptor del trasplante de cara de Barcelona autorizado hoy recuperará más del 90% de movilidad

Actualizado: martes, 11 agosto 2009 18:13

La intervención puede demorarse meses, a la espera del donante idóneo

BARCELONA, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -

El receptor del trasplante de cara del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona recuperará más del 90 por ciento de la movilidad, garantizó hoy el jefe del servicio de Cirugía Plástica y Quemados del centro, Joan Pere Barret, quien además explicó que la recuperación será prácticamente total, porque el cerebro no percibe la falta de ese tanto por ciento restante.

El trasplante, que autorizó hoy el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), tiene un tiempo de espera "indefinido", que puede ser incluso de meses, ya que tiene que aparecer un donante "idóneo", porque si no, la operación se "condena al fracaso", explicó en rueda de prensa el director de trasplantes de Vall d'Hebron, Pere Salamero.

"No vale cualquier cara", apuntó el gerente del hospital, José Luis de Sancho, en referencia a los requerimientos selectivos que debe cumplir el donante, en cuanto a la morfología, el color de piel y su compatibilidad con el receptor.

En Valencia y Sevilla existen otros dos casos de trasplante facial que están autorizados y a la espera de que aparezca un donante en cualquier punto de España, ya que todos los centros se ponen en alerta ante un posible donante, no solo los de la comunidad autónoma en la que está el receptor.

"No es como el ticket del supermercado, que el que llega primero, primero se sirve", aseguró Salamero en referencia a la necesaria idoneidad del donante, independientemente de qué operación se haya autorizado antes. Eso sí, todos los donantes deben ser menores de 45 años, tienen que contar con la aprobación familiar y cumplir unas analíticas que garanticen que las posibilidades de rechazo son mínimas.

El trabajo quirúrgico puede durar hasta 20 horas --unas 15 en el receptor y hasta 4 en el donante--, y después vendrán unos meses de recuperación en los que el paciente debe asimilar sus nuevas facciones: "Son rasgos aceptables socialmente", dijo Barret, ya que el receptor no elige la cara, pero verse con características "normales" les mejora el nivel de vida.

Las personas que sufren deformidades catastróficas se tienen que acostumbrar a ver a alguien en el espejo que es "informe, deforme, pero que son ellos". Tener unos rasgos definidos les permite llevar una vida normal y en una sociedad de la que a menudo se apartan.

"Se trata de darle una función, que vuelva a ser un miembro de la sociedad con una vida normal", dijo Barret, asegurando que el trasplante facial es "el estadio final" para unos casos "realmente desesperados", en los que aseguran que el anonimato es "imprescindible".